La sensualidad no es la primera característica que nos viene a la mente cuando pensamos en Chanel. Sin embargo, Virginie Viard ha demostrado que la elegancia y, en pocas palabras, el estilo pijo y preppy, no tiene por qué estar reñido con lo sensual.

El nuevo emplazamiento fue perfecto para la presentación de la colección. Después de años de espectaculares shows de Chanel en el Grand Palais, ahora cerrado por renovaciones, la directora artística de la marca sintió que era el momento adecuado para exhibir su juguetona colección Coco Neige en un ambiente totalmente diferente: el legendario club nocturno de Left Bank Chez Castel.

No se sabe si Virginie Viard conocía dónde iba a presentarse esta colección, pero resulta anecdótico mostrar una colección con reminiscencias de los años 60 en uno de los clubs más importantes de aquella época, cuyas puertas cruzaron Françoise Hardy, Françoise Sagan, Amanda Lear y Mick Jagger.

En una atmósfera festiva, Viard creó en los espectadores la nostalgia de aquellos tiempos donde podíamos salir a divertirnos con nuestras mejores galas, aunque también nos dio la esperanza al final del desfile de volver a hacerlo en un futuro no muy lejano.

El leitmotiv de la colección estaba claro, un invierno en Francia, predominando los looks de esquí con plumíferos voluminosos, petos acolchados, botas de pelo o suéteres de inspiración noruega. Sin embargo, al caer la noche estos abrigos se abren para dejar al descubierto minivestidos, bodies de encaje, chaquetas que dejan el abdomen al aire o vestidos de lentejuelas.

Aunque la sensualidad ha estado muy presente, Virginie Viard no ha querido desprenderse de su tradicional tweed, que ha visto peligrar su protagonismo con abrigos, chaquetas y chalecos de pelo, el tejido estrella que no vamos a parar de ver este invierno.

Otra característica que ha sorprendido de la colección en la presencia de la tendencia comfy en muchas de sus prendas, sobre todo en los petos, en los amplios pantalones e incluso pantalones de chándal, que tampoco pasaron por desapercibidos.

Viard también se inspiró en la colección de otoño de 1994 de Chanel, que presentaba llamativos trajes, abrigos de piel sintética, y reinventaba las piezas en piel de oveja negra, blanca y un rosa fuerte. En aquella ocasión Lagerfeld quiso retratar un día de "esquí sexy" con cárdigans crop top de pelo y minivestidos que pasaron a la historia de la maison francesa.