Los juzgados coruñeses acumulan ya 60.000 casos sin resolver

  • Las 30 salas coruñesas cerraron 2008 con 10.000 asuntos pendientes más que el año anterior.
  • Los jueces achacan los retrasos a la escasez de personal.
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Pocos medios, mala distribución del personal, sentencias mal redactadas... en definitiva, colapso. Así están en la actualidad los juzgados coruñeses, que al cierre de 2008 dejaban un total de 59.448 asuntos sin resolver, un 20% más que los que quedaron pendientes de sentencia el año anterior (49.273).

Y no son simples datos lanzados al aire, sino que la denuncia parte de los propios magistrados, que han colaborado con la Xunta en la elaboración del Libro Branco da Xustiza. Y en el texto no hay precisamente elogios. Aunque en la provincia, al igual que en el resto de Galicia, la litigiosidad es menor, sí es cierto que las 30 salas existentes en A Coruña, Santiago y Ferrol no dan abasto con los casos que llegan a sus despachos.

Desde que un asunto se presenta en un juzgado hasta que se dicta sentencia pasan, de media, unos siete meses, aunque el proceso puede llegar a los nueve en casos como el de los contenciosos, por encima de la media del resto de España, que se queda en ocho.

Textos de ‘corta y pega’

De hecho «lentitud, ineficacia e imprevisibilidad» son las tres palabras más repetidas en el análisis de la Justicia gallega. Y los letrados tienen claro cuáles son los puntos débiles: falta de medios, procesos lentos y costosos y un lenguaje «farragoso» y alejado de la ciudadanía. Así, por ejemplo, explican que, también por falta de tiempo, «las sentencias son cada vez más extensas, fruto del cortar y pegar de los editores de texto sobre colecciones de jurisprudencia».

La lentitud también se muestra en el volumen de trabajo de cada uno de los órganos judiciales. Así, en el Juzgado de Violencia contra la Mujer de A Coruña se dictan al año unos 70 autos y sentencias, tres veces menos que en el resto de España, donde de cada sala salen más de 210 resoluciones.

Edificios mal diseñados

Los magistrados no sólo destacan los defectos del sistema judicial, sino que también dan un tirón de orejas a los arquitectos. ¿Y por qué? Según ellos, porque en el diseño de los edificios de los juzgados se limita a dar solución a los problemas del presente, pero no a los del futuro.

Así, critican que las salas se quedan siempre pequeñas con el paso de los años, faltan zonas en las que los ciudadanos puedan ser atendidos con privacidad, e incluso víctimas y acusados deben esperar juntos, en muchos casos, para entrar a declarar en un juicio.

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