Las cámaras de Montera no consiguen ahuyentar a las prostitutas

Lucía, una de las prostitutas de la calle Montera.
Lucía, una de las prostitutas de la calle Montera.
JORGE PARÍS
Lucía, una de las prostitutas de la calle Montera.

La calle Montera (Centro) tiene ahora otra cara. Las vallas de las obras de Fomento se han retirado, el buen tiempo llena las terrazas de gente y, sobre todo, las cámaras de vigilancia han ahuyentado a los carteristas y tironeros. "Se ve a simple vista que ya no hay trapicheos de droga ni robos; con las cámaras, se cortan", según fuentes de la Policía Municipal. Sin embargo, hay cosas que no cambian: la prostitución sigue ahí.

Se ve a simple vista que ya no hay trapicheos de droga ni robos; con las cámaras, se cortan

Es más, durante el último mes se ha multiplicado el número de chicas que venden su cuerpo a plena luz del día. Los vecinos y comerciantes han contado hasta 70 prostitutas que trabajan de forma habitual en Montera y las calles aledañas. Hace unos meses eran una treintena.

Quienes trabajan allí conocen bien la situación. "Ha aumentado mucho la prostitución. Y no sólo eso, sino que cada vez son más desvergonzadas y más maleducadas. Ésta es la imagen que se llevan los turistas", explica Alberto Sáez, vigilante de seguridad de una galería de Montera.

La mayoría, extranjeras

Prácticamente todas las meretrices son extranjeras. Las procedentes del Este de Europa se han instalado en el tramo próximo a Gran Vía y las africanas en la zona más cercana a Sol. La zona de la calle Ballesta, a pesar del lavado de cara con el proyecto comercial de Triball, también sigue llena de prostitutas a todas horas.

Aunque las cámaras se colocaron hace un año para evitar la delincuencia y no la prostitución, los vecinos tenían la esperanza de que consiguieran ahuyentar a los clientes y a las meretrices. Finalmente, no ha sido así. "En seguridad, esta calle ha mejorado una barbaridad. Con la comisaría y las cámaras es la calle más segura de Madrid. Ahora falta que se acabe con la prostitución, el problema de toda la vida", desea el presidente de la Asociación de vecinos de Montera y Adyacentes, César Torquemada.

"Yo misma me doy vergüenza"

Lucía (nombre ficticio), 48 años, es la única prostituta española en Montera. También es la única que no huye de la prensa. "Desde que empezaron a llegar las extranjeras, esto se parece al Bronx", dice. "Entiendo que los vecinos se quejen. Gritan, acosan a la gente y se pelean de noche. Yo misma me doy vergüenza por compartir este oficio con ellas, antes éramos más discretas".

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