Argentina abrió este miércoles sitio en su historia para el ex presidente Raúl Alfonsín, bautizado ya como el "padre" de la democracia del país y despedido por decenas de miles de personas en el Congreso con honores de Jefe de Estado.
En silencio y de forma ordenada, una multitud de argentinos aguardó pacientemente en una cola de más de tres kilómetros su turno para despedirse del ex presidente, fallecido el martes a los 82 años de un cáncer pulmonar.
Buenos Aires no recordaba una movilización popular semejante en homenaje a una personalidad pública desde la muerte del general Juan Domingo Perón, en 1974, cuando se veló el cuerpo durante tres días y las autoridades determinaron cerrar las puertas del Congreso para proceder al entierro.
Argentinos de todas las generaciones y tendencias políticas se unieron para despedir al primer gobernante de la democracia (1983-1989) tras la cruenta dictadura militar de siete años que dejó unos 30.000 desaparecidos, según organizaciones de Derechos Humanos. En la memoria de los argentinos, las luces de su gestión -el juicio a las juntas militares, la consolidación de la democracia- se han impuesto, con la perspectiva del tiempo y la experiencia de los gobiernos posteriores, a las sombras que empañaron sus últimos años en el poder, como la hiperinflación que desató el malestar popular e hizo caer en picado su popularidad en 1989.
Fernández de Kirchner, la gran ausente
Alfonsín será enterrado con honores de jefe de Estado este jueves en el cementerio de la Recoleta.
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