Malos augurios llegan desde el Viejo Continente. Tras seis semanas de descenso prácticamente unánime en la transmisión del coronavirus, el último informe publicado por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC por sus siglas en inglés), refleja que los casos se han vuelto a disparar en 19 de los 27 países que forman la Unión Europea. 

Solo Dinamarca, Alemania, Irlanda, Letonia, Lituania, Portugal, Eslovenia y España muestran tendencias "estables o descendentes", según dicho organismo. Además, ya se observan incrementos en los ingresos u ocupación en hospitales y UCI en nueve países y la mortalidad está en ascenso en otros cinco.

Y aún hay más. La OMS sostiene que los casos diarios se han disparado un 9% en la última semana hasta superar de nuevo el millón, lo que pone fin a "un prometedor declive de seis semanas". "Estamos viendo un resurgimiento en Europa central y Europa del Este. Los nuevos casos están también al alza en varios países occidentales, donde las tasas ya eran altas", dijo Hans Kluge, director regional de la OMS para Europa, en una rueda de prensa celebrada el jueves.

Kluge ha lamentado que, tras más de un año de pandemia, "nuestros sistemas de salud no deberían estar en esta situación" y ha pedido una mayor vigilancia y acelerar la vacunación para frenar la circulación del virus y la rápida expansión de las variantes por el Viejo Continente.

A diferencia de lo que ocurre en la mayoría de países vecinos, en España o Portugal la epidemia sigue a la baja, un hecho que en parte puede explicarse porque estos dos países fueron los últimos en alcanzar el pico de la última ola. Cuando a finales de enero los contagios tocaban techo en la Península, la mayoría de miembros del club europeo acumulaban ya varias semanas de descensos.

En España la situación es de calma tensa. Los contagios siguen remitiendo -eso sí cada vez más despacio- pero desde Sanidad alertan sobre la "complacencia" con "incidencias que no son todavía buenas" y recuerdan la naturaleza impredecible de la epidemia.

El impacto del virus continúa su desplome en España: 6.037 nuevos contagios y una incidencia de 153 casos

"Los éxitos en un periodo pueden ser errores en el siguiente. Cuando consideramos que estamos haciendo algo muy bien y las cosas evolucionan bien, sin cambiar nada, ha habido situaciones en las que se ha modificado la tendencia", advertía el director del Ccaes, Fernando Simón, el jueves.

En centroeuropa, pese a la erosión de más de un año de pandemia, la situación es desesperada en algunos países. República Checa activó el pasado viernes un nuevo estado de emergencia hasta el 28 de marzo motivado por la rápida expansión de la variante británica  y la saturación en los hospitales. La presión es tal que el Gobierno checo ha pedido ayuda a países vecinos para trasladar a enfermos.

"Si no lo aplicamos [el estado de emergencia] el mundo entero verá un Bérgamo en la República Checa, porque nuestro sistema sanitario sencillamente no lo soportará", dijo el primer ministro, Andrej Babis.

En Hungría, más de lo mismo. El jueves el Gobierno capitaneado por Viktor Orban endureció de nuevo las restricciones, entre ellas el cierre de los colegios durante un mes y el de todo el comercio no esencial durante dos semanas. "Parece que estamos al borde de las dos semanas más duras de la pandemia todavía. La aparición de nuevas variantes del virus ha provocado, y seguirá  provocando, un fuerte aumento en las infecciones", dijo Orban el viernes pasado.

Por ejemplo, Italia, donde los casos también están al alza, ha optado por aplazar las elecciones municipales al segundo semestre de 2021 con la esperanza de que la situación haya mejorado y no perjudicar la campaña de vacunación. En el último parte, el Gobierno italiano informó de 22.865 nuevos casos de coronavirus y 339 muertos.

Por su parte, en Francia el primer ministro, Jean Castex, anunció en una rueda de prensa en la que anunció nuevas restricciones para algunas zonas que la variante británica ya está detrás del 60% de los nuevos casos que se detectan en el país. "La circulación del virus se ha acelerado tras quince días", afirmó, aunque matizó que "no nos enfrentamos, al menos no en esta etapa, a un aumento exponencial de la epidemia".