Tanta Europa
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¿Por qué algunos países de la UE huyen de la 'compra común' de vacunas? Estos son los problemas y ventajas del proceso

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se ajusta la mascarilla durante una rueda de prensa.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se ajusta la mascarilla durante una rueda de prensa.
JOHANNA GERON / EFE
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se ajusta la mascarilla durante una rueda de prensa.

La Unión Europea tiene la vacunación contra la Covid-19 como uno de los grandes retos de su historia. El despliegue sin precedentes no está siendo perfecto y el hecho de que la compra y la distribución de las dosis recaiga sobre la Comisión Europea, porque así lo decidieron los 27 en su momento, ha evidenciado aciertos y errores casi a partes iguales. Cuando ha llegado el momento de acelerar el proceso, al Ejecutivo comunitario se le han visto las costuras, y algunos países miembros han perdido la paciencia. Pero, ¿cuáles son las luces y cuáles son las sombras?

Muestra de fortaleza común

Esa ha sido una de las claves, hasta ahora, de la Unión Europea para hacer frente a la pandemia. El hecho de que la compra de vacunas se centralizase en la Comisión es una muestra de fortaleza común entre los 27. "Se lanza un mensaje de que la Unión responde", explica una fuente consultada por 20minutos. El mensaje que se ha querido lanzar desde Bruselas ha sido siempre de unidad, y de hecho, el inicio de la vacunación se produjo al mismo tiempo en todos los países de la UE. El calendario, en un primer momento, también iba a ser común, aunque posteriormente se han ido dando diferencias entre Estados.

Agilidad en la aprobación

Otro de los puntos fuertes de la UE estos meses ha sido la rapidez con la que se han aprobado las vacunas. El 21 de diciembre fue la de Pfizer la que recibió el visto bueno de la EMA, y dos semanas después (el 6 de enero) sucedió lo mismo con la vacuna de Moderna. Ya a finales de ese mes entró en distribución la tercera vacuna para la Unión, que fue la de AstraZeneca. Está previsto que el 11 de marzo la agencia sanitaria dé luz verde al fármaco de Janssen, que es de una sola dosis y que se convertiría en la cuarta vacuna disponible. Esto es: en un año, la UE dispondrá de cuatro vacunas diferentes para hacer frente a la Covid-19.

En total, si se suman los últimos contratos con Pfizer y Moderna, la Comisión ha firmado 2.800 millones de dosis de la vacuna. A España, por ejemplo, le corresponde el 10%. Hay acuerdos con seis farmacéuticas, la mayoría precisamente con Pfizer (600 millones más los 200 acordados recientemente) y con CureVac.

Autocrítica y reacción

La Comisión Europea, aunque tarde para muchos, también ha hecho autocrítica. "Quizás estábamos muy seguros sobre que lo firmado y lo pagado se nos iba a entregar a tiempo", explicó a este respecto en su momento la presidenta, Ursula von der Leyen, que habló de "demasiado optimismo" y reconoció "errores", pero al mismo tiempo defendió la estrategia conjunta. "Es lo correcto, no quiero ni imaginarme qué hubiera pasado si los Estados más grandes hubieran firmado y hubieran dejado a los pequeños en la cuneta", avisó.

Además, Bruselas reaccionó rápido con un plan de más de 225 millones de euros para combatir las nuevas variantes del virus -HERA Incubator-, y anunció que prevé actualizar y firmar nuevos contratos con las farmacéuticas, acelerar la aprobación de las vacunas, incrementar los test para detectar el genoma del virus y colaborar con Israel y Suiza en ensayos clínicos.

La Comisión Europea aseguró que, “si es necesario”, los contratos actuales se tendrán que “actualizar” para adaptarse a la protección contra las variantes, dado que las farmacéuticas están analizando la eficacia de sus vacunas contra las modificaciones del virus surgidas en el Reino Unido, Sudáfrica, Brasil y Uganda.

Conflictos con las farmacéuticas y falta de transparencia

Los problemas, en todo caso, han sido y son varios. El primero, los conflictos con las farmacéuticas por los retrasos y los recortes en las entregas, especialmente con AstraZeneca. La compañía anunció a principios de año una reducción importante de las dosis pactadas: 31 millones a entregar de las 80 pactadas para ese periodo. Se repitió la situación hace días, cuando AstraZeneca comunicó que reduciría a la mitad las dosis pactadas para el segundo trimestre (entre abril y junio). De los 180 millones son está en disposición de entregar 90 millones. Pfizer y Moderna, por su parte, han ido anunciando retrasos que han podido compensar en entregas posteriores.

Este tira y afloja ha llevado a la Comisión Europea a evidenciar también un problema de transparencia. Para tratar de resolver el choque con AstraZeneca, se hizo público el contrato firmado con ella, pero la parte relevante relacionada con pagos y el calendario aparecía tachada. Además, solo un grupo de eurodiputados ha tenido acceso a los documentos bajo un estricto control de confidencialidad, del que se han quejado varios grupos de europarlamentarios.

"Demasiado optimismo"

Otra de las críticas que ha recibido la Comisión Europea ha sido que no es lo suficientemente realista. Ese "demasiado optimismo" del que hablaba Von der Leyen se mantiene, dejando las expectativas muy altas. ¿El objetivo? Que el 70% de la población europea esté vacunada en verano. El ritmo, en todo caso, está lejos de permitir que se cumpla esa meta. Hasta hoy, en la UE se han administrado 38 millones de dosis de la vacuna, pero solo se ha inmunizado (con las dos dosis recomendadas) al 2,5% de la ciudadanía.

Algunos países se bajan del tren

Entre los retrasos, la lentitud y los problemas, hay algunos países miembros que ya han perdido la paciencia. "La EMA es demasiado lenta en su aprobación y hay cuellos de botella en el suministro por parte de las empresas farmacéuticas", sostuvo el primer ministro austriaco, Sebastian Kurz. Austria, Dinamarca, Polonia, Eslovaquia o República Checa miran ya hacia otras potencias como Rusia, China o Israel para acelerar la vacunación, dejando de depender de la Unión Europea.

Además, Hungría ya apostó por la Sputnik V y la vacuna china de Sinopharm (que la ha recibido incluso el primer ministro Viktor Orbán). Eslovaquia, de hecho, ya ha firmado un contrato para 2 millones de dosis de Sputnik. Austria y Dinamarca, por su parte, apuestan por reforzar la colaboración con Israel, algo que Benjamin Netanyahu se apunta como un tanto desde el punto de vista geopolítico. Esa es otra batalla que la UE parece estar perdiendo.

La Unión Europea ha demostrado capacidad, pero también muchas lagunas que tiene que resolver. El proceso está lejos de acabarse y aunque el objetivo de 70% de vacunados en verano se mantiene, el ritmo sigue siendo muy lento -y con muchas diferencias entre países-. La Comisión puede escudarse en que las vacunas hay que ponerlas y la inoculación no recae ya en sus manos, pero el fallo principal puede estar en la (falta de) coordinación. Pensar en común, actuar en común. Esa tendrá que ser la premisa.

Sánchez defiende la compra común

España no se descabalga del plan común. De hecho, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha explicado este miércoles que mantiene su defensa de la estrategia de la Comisión Europea para coordinar la compra de vacunas contra el coronavirus, frente a los últimos movimientos de algunos países para conseguirla por su cuenta. A su juicio, esta coordinación está permitiendo la protección de los ciudadanos "sin importar donde vivan", y también ha evitado "una carrera entre los países miembros para conseguir la vacuna" de forma independiente.

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