Un mito incombustible

Control
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Control

Hay pocas estrellas en el rock tan carismáticas como Ian Curtis. Su breve reinado al mando de Joy Division (sólo dos discos, Unknown pleasures y Closer) fue una de las aventuras más apasionantes de la new wave.

Anton Corbijn, fotógrafo holandés reconocido (creador de portadas de discos como la de The Joshua tree, de U2) y fan del grupo, ha rodado un filme (mejor ópera prima en el Festival de Cannes) de homenaje buceando en la soledad de Curtis, que se suicidó en mayo de 1980. Lo ha hecho desde su fragilidad, que fue a más por la epilepsia, desde la confusión amorosa entre dos mujeres que amaban a un ser, autor de una poesía sonora que combina el escalofrío de la muerte y la pasión.

Corbijn ha concebido Control con un estilo muy próximo al free cinema y a películas como La soledad del corredor de fondo, de Tony Richardson. No sólo por utilizar como motivo estético el blanco y negro, sino por acercar al espectador los sentimientos y la personalidad de alguien especial y no diferente al mismo tiempo de tanta gente que vivía la vibración de la era punk.

Lo único que se echa en falta en Control es una mayor incisión en el aspecto musical, pues por algo Joy Division siguen siendo hoy un grupo de culto.

Control. Reino Unido-EE UU, 2007 / 122 min / Dir.: Anton Corbijn / Int.: Sam Riley, Samantha Morton, Alexandra Maria Lara / Estreno previsto: 3 de abril

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