Gervasio Sánchez lanza 'Los ojos de la guerra': "Belchite debería ser un escenario de paz"

Gervasio Sánchez, uno de los fotoperiodistas y reporteros de guerra más reconocidos del panorama estatal e internacional
Gervasio Sánchez ha estado acompañado del periodista Alfonso Armada.
UIMP - Archivo
Gervasio Sánchez, uno de los fotoperiodistas y reporteros de guerra más reconocidos del panorama estatal e internacional

El fotoperiodista Gervasio Sánchez considera que las ruinas del Pueblo Viejo de Belchite (Zaragoza), al que dedica su nuevo libro, Los ojos de la guerra, deberían ser un escenario de paz y un lugar donde negociar el fin de los conflictos bélicos.

En la presentación de la obra este miércoles en Zaragoza, Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959) ha evocado una imagen: las mesas de negociación deberían ubicarse dentro de la emblemática iglesia destruida en la guerra civil española para recordar a los negociadores que "la paz imperfecta es mucho mejor que la guerra; porque la guerra siempre es perfecta, siempre mata". 

Los ojos de la guerra, editado por el Ayuntamiento de Belchite y la Asociación Territorio Goya, es un libro-objeto que sintetiza el proyecto de exposición, instalación e intervención mediante fotografías en las ruinas del Pueblo Viejo de Belchite, generando un diálogo entre estas dos ciudades cercadas y devastadas por la guerra en diferentes momentos.

Dentro de la caja que compone esta obra hay un librillo en el que se explica el proyecto que se llevó a cabo en la primavera del 2019, en el que las imágenes de las Guerras de los Balcanes, especialmente de los conflictos armados en Bosnia y en Kosovo, se fusionan con los restos que quedan en pie en este pueblo, escenario de una de las batallas más cruentas de la Guerra Civil española

"Ojalá este tipo de exposiciones se continúen haciendo en Belchite", ha deseado el corresponsal, que defiende que "hay pocos Belchites en el mundo", como un lugar que evoca a cualquier ciudad destruida por la guerra y recuerda a las nuevas generaciones que algo así no debe volver a repetirse.

Para el alcalde del municipio, Carmelo Pérez, estas ruinas representan "un lugar de memoria y de paz", ya que su historia es la historia del mundo global y "no hay conflicto bélico diferente del otro". Además de doce postales con fotografías de lo que fue la exposición entre las ruinas, el libro-objeto diseñado por el aragonés Premio Nacional de Diseño Isidro Ferrer contiene un tercer elemento, el más peculiar, una bolsita con tierra recogida frente a la iglesia del Pueblo Viejo, acompañada de una instantánea que nos sitúa en ese punto exacto.

"Queríamos hacer algo singular, no un libro normal, al uso. Merecía la pena esforzarnos y en diálogo con Isidro Ferrer dimos forma a la caja", ha comentado por su parte el comisario de la exposición, Ricardo Calero. 

El fotógrafo zaragozano destaca "ese valor de lo táctil en un momento en el que prácticamente no se puede tocar" y lo especial de este libro-objeto en el que, como al recoger la tierra, "todo está hecho a mano".

Gervasio Sánchez ha estado también acompañado del periodista Alfonso Armada, autor de uno de los textos del libro, en el que describe al que fue su compañero durante más de seis años, primero en los conflictos de los Balcanes y, más tarde, en África. En este texto recuerda que "las ruinas del pueblo que Franco quiso que sirvieran de escarmiento", ahora sirven de recuerdo "del espanto, del fratricidio, de lo que una guerra, y más una guerra civil, desencadena".

El Pueblo Viejo se fusiona con las imágenes que Sánchez captó en Sarajevo, en la guerra de Bosnia, para mostrar "cómo la guerra revienta la vida cotidiana, convierte las casas en depósitos de cadáveres, los campos de fútbol en cementerios, las fachadas en muestrarios de calibres, el picoteo del metal convertido en arma arrojadiza, el arado en bala, la hoz en metralla, el martillo en mina antipersona, las herramientas en abismo".

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