Unas obras han puesto patas arriba la calle de Ramon Turró, entre Llacuna y Badajoz, en el Poblenou, y han alterado la vida de los vecinos, comerciantes y empresarios de la zona. Desde hace diez días deben sortear vallas, máquinas, cables y montones de arena. La sensación de inseguridad ha aumentado -han atracado, al menos, a tres personas- y las empresas trabajan a medio gas, ya que los camiones no pueden acceder con el material. Hay más de 200 personas y 40 negocios afectados.

En la calle de Granada, que hace un año que sufre el traqueteo de las máquinas, aseguran que en algunas viviendas han salido grietas. Las empresas también se han visto afectadas por las obras. Javier tiene su taller de planchistería medio vacío. Que un coche pueda acceder es harto complicado por las vallas. «Contra el progreso no se puede luchar, pero que se haga con cabeza», se queja. «En lugar de cortar tres calles, ¿no se podría hacer por tramos?», se cuestiona.

«Estamos sitiados, con microcortes de luz. La sensación es de impotencia total», se queja Artur, otro empresario. Los vecinos han presentado una queja, a través de la Plataforma dels Usuaris de la Via Pública, al Ajuntament.

En el consistorio dicen que se han levantado las tres calles porque «es menos molesto para los vecinos» y que las obras, con las que se instalará la recogida neumática de basura y de climatización, acabarán a finales de año. Mientras, los vecinos se preguntan: «¿Para qué estos sistemas si la mayoría de edificios son antiguos?».