Guía para empezar a invertir con poco dinero

  • Comenzar cuanto antes una de las claves para ganar más dinero a largo plazo y con menos esfuerzos.
Una joven pone dinero en una hucha, en una imagen de archivo.
Una joven pone dinero en una hucha, en una imagen de archivo.
GTRES
Una joven pone dinero en una hucha, en una imagen de archivo.

Las razones pueden ser diversas: porque el banco donde se tienen depositados los ahorros ha empezado a cobrar por ello; porque se quiere batir a la inflación y que la hucha que se ha logrado reunir no pierda valor con los años; porque preocupe el nivel de vida de la jubilación; porque se quiera intentar ganar un extra de dinero sin sudar la gota gorda por ello…o como dice el inversor Gregorio Hérnandez en el último Finect Talks, porque realmente se vea como una necesidad. Al final importa poco el motivo, lo importante es querer dar el paso para comenzar a invertir. Pero, una vez que se ha decidido, ¿por dónde empezar?

Cuánto hace falta

Uno de los errores más comunes al querer invertir es pensar que con poco dinero no se puede comenzar. Es cierto que hasta hace poco no era fácil encontrar productos que permitiesen la entrada con cantidades reducidas, pero ahora si se quiere empezar con 100 euros el abanico para hacerlo es amplio. Lo importante, en todo caso, es mover ficha cuanto antes. Por ejemplo, con 100 euros iniciales, y una aportación complementaria de 100 euros al mes durante 20 años, se podrían obtener 45.000 euros, de los cuales más de 19.600 euros corresponderían a la rentabilidad. Para ello sería necesario la contratación de un producto con un 5.16% de rentabilidad anual, según los cálculos de la calculadora de inversión a largo plazo de Finect. Además, si el vehículo al que se quiere acceder exige una entrada más alta siempre se pueden ahorrar las primeras aportaciones en uno sin riesgos que aporte algo de rentabilidad hasta lograr la cantidad necesaria. Es el caso de la cuenta remunerada de MyInvestor, con la que durante el primer año resulta posible sumar un 1% de rentabilidad.

Cuándo empezar

“El mejor momento para comenzar a invertir fue ayer y el segundo mejor hoy”. Cuanto antes se empiece los beneficios serán mayores. El interés compuesto y el largo plazo son dos de los mejores recursos que el pequeño inversor tiene a su alcance, y, además, son gratis. Invertir a largo plazo reduce la volatilidad (riesgo) de la inversión y aumenta el efecto del interés compuesto. Este término, denominado por Albert Einstein, como la “fuerza más poderosa del Universo” consiste en sumar al capital inicial y a las aportaciones la rentabilidad lograda e invertirlas conjuntamente. De este modo, al cabo del tiempo se logra multiplicar los beneficios. Lo mejor es verlo con un ejemplo. Si se invierten 1.000 euros a un 10% de interés durante un año, el beneficio tanto si se retira el dinero como si no será de 1.000 euros. En cambio, el segundo año el inversor que haya retirado esos 1.000 euros, volverá a conseguir 1.000. Sin embargo, el que haya optado por reinvertir el beneficio conseguirá 1.100 euros, al haber partido de 11.000. Es decir, en dos años, un inversor tendrá 100 euros más que el otro. Pero ¿cuánto tendrá al cabo de 10 años? El inversor simple tendrá 20.000 y el compuesto 25.937 euros, 5.937 euros más

Cómo comenzar

Antes de empezar a invertir resulta primordial conocer el perfil de inversor y ser conscientes del objetivo para el que se quiere invertir. No es lo mismo querer hacerlo para intentar reunir antes la entrada para una vivienda, que hacerlo para la educación de los hijos, que para mejorar la vida en la jubilación, o para un viaje. Una de las diferencias más destacables entre estas opciones es el tiempo que va a durar la inversión. Cuanto menor sea el horizonte temporal, mayor la volatilidad y por lo tanto mayor el riesgo. Por ello, resulta aconsejable optar por productos de menor riesgo. En cambio, a plazos más amplios, la volatilidad se reduce y con ello, también, el riesgo. Lo más convenientes es contar con tantas carteras como objetivos se tengan. En cada una de ellas se invertirá acorde con el riesgo que permita dormir con tranquilidad, siempre teniendo presente que a mayor riesgo mayor rentabilidad.

Qué producto seleccionar

El universo de alternativas a la hora de elegir un producto de inversión es amplio. Existen alternativas con cero riesgo, como los depósitos o las cuentas remuneradas; otras con poco riesgo, como la renta fija a corto plazo; y otras de mayor riesgo, como los de renta variable. También hay un gran abanico en los tipos de vehículos: seguros, fondos de inversión, que pueden ser de gestión activa o pasiva, pagarés, bonos, acciones… Pero para empezar de una forma fácil y con bajas comisiones, una variable que siempre hay que tener en cuenta, los fondos indexados resultan una buena alternativa. Se trata de fondos de gestión pasiva que imitan directamente el comportamiento concreto de un índice. Al no necesitar un equipo gestor detrás sus comisiones resultan mucho más reducidas. En concreto, si el coste de un fondo de gestión activa puede llegar al 2,25%, en el caso de un indexado se suele situar entre el 0,1% y el 0,6%.

Qué tener en cuenta

Uno de los puntos que más olvidan los pequeños inversores al comenzar a poner a trabajar su dinero es la diversificación. El dicho de “no poner todos los huevos en la misma cesta” resulta primordial para reducir el nivel de riesgo. Si se invierte en una sola empresa, en una sola zona geográfica o un solo sector se corren mayores riesgos que si se amplia el abanico y se construye una cartera con diferentes productos, o con uno que asegure esa diversificación. Por seguir con el ejemplo de los fondos indexados, una alternativa es optar por un índice global como el MSCI World. Este índice engloba a las mayores empresas de Estados Unidos, Europa, Asía y algunos países emergentes, es decir está compuesto al 100% por acciones, lo que implica un riesgo mayor que otros productos. Para adecuar el nivel de riesgo a cada perfil, los roboadvisors, o gestores automatizados, permiten crear una cartera adecuada a cada situación personal: desde opciones con menos riesgo donde la renta variable apenas está presente a otros de mayor riesgo, donde ocupan todo el porcentaje, pasando por opciones que combinan ambas. Y al invertir también en fondos indexados, los roboadvisors, también conocidos como gestores automatizados, resultan más económicos que otras opciones.

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