La recta final de la campaña en Cataluña tensa las costuras de la coalición PSOE-Unidas Podemos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y los vicepresidentes primera, Carmen Calvo y segundo, Pablo Iglesias.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y los vicepresidentes primera, Carmen Calvo y segundo, Pablo Iglesias.
EFE/ Ballesteros
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y los vicepresidentes primera, Carmen Calvo y segundo, Pablo Iglesias.

La campaña electoral de las elecciones autonómicas que se celebrarán este domingo en Cataluña está afectando a la estabilidad del Gobierno central en Madrid. En los últimos días, PSOE y Unidas Podemos se han enzarzado en varias nuevas polémicas en torno a asuntos como la libertad de expresión o la "normalidad democrática" en España, y se han recrudecido choques ya existentes, como los relativos a la ley trans o a la regulación de los alquileres. No todo es escenificación: las diferencias políticas existen. Pero es la cercanía de los comicios la que explica que la tensión haya aumentado tan bruscamente.

El ejemplo más reciente se produjo este miércoles, cuando saltó la polémica porque el programa La Hora de La 1 informó de que la princesa Leonor estudiará el bachillerato en Gales utilizando el rótulo "Leonor se va de España, como su abuelo". RTVE achacó este rótulo a un "error" y pidió disculpas, y la administradora única, Rosa María Mateo, anunció "medidas inmediatas" y el relevo de los responsables de esa equivocación. No obstante, Unidas Podemos se mostró en frontal desacuerdo con esta decisión y anunció que preguntará a Mateo en el Congreso si "recibió una llamada de Zarzuela", así como que "pedirá la restitución inmediata de los trabajadores represaliados".

Apenas un día antes, el martes, PSOE y Unidas Podemos entablaron una poco disimulada pugna por capitanear la reforma del Código Penal para evitar que se repitan casos como el del rapero Pablo Hasel, que entrará en prisión en los próximos días por algunas de sus letras condenado por enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona. La Moncloa anunció su intención de promover esta reforma a través del Ministerio de Justicia horas antes de que Unidas Podemos presentase su propia iniciativa al respecto en el Congreso.

La ministra portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, señaló que "estamos en campaña" y eso implica que "algunas formaciones quieren capitanear" iniciativas como esta, en referencia a Unidas Podemos. Los morados, por el contrario, sostienen que es precisamente el PSOE el que ha querido arrebatarles su propuesta para apuntarse el tanto de cara a las elecciones, ya que aseguran que avisaron a los socialistas de que presentarían su propuesta y por eso el PSOE se adelantó.

A vueltas con la "normalidad democrática"

También han revuelto las aguas en el Gobierno las declaraciones del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, asegurando que en España no hay "plena normalidad política y democrática" por el hecho de que varios de los principales dirigentes independentistas catalanes estén en prisión o huidos de la justicia. "¿Cómo puede haber normalidad democrática en nuestro país si un conflicto político ha dejado de poder gestionarse por vías políticas?", se preguntó Iglesias. Y varios dirigentes de Unidas Podemos han insistido en este mensaje en los últimos días.

La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, no tardó ni 24 horas en salir a responder a Iglesias asegurando que discrepa "absolutamente" de él, porque España es "un Estado de derecho que aplica las leyes a todos por igual". Y el martes, la portavoz Montero también aseguró que las declaraciones del vicepresidente segundo se deben a que quedan pocos días para las elecciones. "No hay ningún tipo de polémica respecto a esta cuestión, estamos en una democracia plena y las declaraciones de estos días hay siempre que contextualizarlas en el marco de la campaña", zanjó Montero.

Estos choques se suman a otros dos desencuentros que arrastra la coalición en las últimas semanas y que amenazan con enquistarse: los relativos a las enormes diferencias que separan a PSOE y Unidas Podemos a la hora de negociar las futuras leyes trans y de vivienda, que han sido objeto de reproches públicos en los últimos días entre ambos partidos que se basan en importantes diferencias políticas.

Negociaciones muy mal encaminadas

En el caso de la segunda, los socialistas decidieron unilateralmente congelar las negociaciones hasta después de las elecciones, y fuentes del Ministerio de Transportes reconocieron que lo hacían a causa de la campaña catalana. Unidas Podemos ha protestado enérgicamente porque entiende que Transportes quiere proteger al candidato del PSC, Salvador Illa, del efecto perjudicial que podría tener en su campaña una oferta poco ambiciosa para la ley de vivienda. En el fondo de la cuestión está la posición del Gobierno ante los grandes propietarios: los morados quieren obligarles a poner parte de sus viviendas en alquiler social, y los socialistas lo rechazan.

Por su parte, el borrador de ley trans elaborado por el Ministerio de Igualdad ha sido criticado por el PSOE por boca de la vicepresidenta Carmen Calvo, que ha rechazado que la nueva norma pueda permitir "que se elija el género sin más que la mera voluntad o el deseo, poniendo en riesgo los criterios de identidad del resto de los 47 millones de españoles". Ante estas declaraciones, la ministra de Igualdad, Irene Montero, ha replicado que "la identidad de género no es un capricho, es un derecho", y como tal "los derechos no se negocian".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento