"No pedimos limosna, sólo un trabajo para dar de comer a nuestros hijos"

  • Vecinos de Casería de Montijo en paro adecentan el barrio para reclamar un empleo en las obras proyectadas en la zona.
  • En la mayoría de las familias, casi todos los miembros están sin trabajo.
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Vecinos parados de Casería de Montijo pintan la plaza Príncipe Eugenio.
Vecinos parados de Casería de Montijo pintan la plaza Príncipe Eugenio.
TORRES
Vecinos parados de Casería de Montijo pintan la plaza Príncipe Eugenio.

Casería de Montijo es uno de los barrios granadinos con más parados por metro cuadrado. Cada calle alberga decenas de familias en las que sino todos, casi todos los miembros, están sin empleo desde hace meses.

Santiago Cortés es uno de los vecinos que pone nombre y apellidos al drama del paro. Con cuatro hijos y una orden de embargo de la casa, que se hace efectiva en quince días, encabeza la asociación de parados del barrio, compuesta por un grupo de vecinos que ha emprendido una serie de acciones para llamar la atención de las instituciones.

Entre ellas, han comenzado a adecentar los espacios públicos de Casería de Montijo sin estar en nómina de ninguna empresa: «La mayoría trabajábamos en la construcción, por eso queremos que el Ayuntamiento medie para que nos empleen en las obras que se van a hacer aquí con cargo a los fondos estatales», explica Cortés.

El colectivo, que representa a unas 200 familias -y unas 800 personas- ha obtenido la aprobación de la Junta para montar un taller de empleo «con gente del barrio que se dedicaría a arreglar las plazas y las calles, aunque nos falta aún el visto bueno del Ayuntamiento», añade el presidente de la asociación.

Domicilios completos

Elisa Calvente participa en las patrullas que han formado los vecinos para arreglar la zona. Con 29 años y dos hijos, ha tenido que volver a casa de sus padres, un domicilio en el que desde hace meses conviven diez personas. «No queremos limosna, sólo trabajo para dar de comer a nuestros hijos», matiza Elisa.

La joven, que trabajaba como limpiadora hasta hace poco, asegura «que por mucho que busque no encuentro nada». A sus 56 años, José Domínguez ha sido «ferralla, pescaor y obrero», pero desde hace «siete meses» deambula esperando una oportunidad. Con su prestación por desempleo alimenta a cinco hijos y tres nietos a su cargo.

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