Cada bolardo cuesta 100 euros, y en la plaza de San Cristóbal y en las calles Argensola y Virgen de Belén puede observarse claramente varios huecos. No obstante, el levantamiento de estos bolardos está limitado a los autos oficiales, de emergencia o reparto.
María Dolores Peretó, presidenta de la asociación de vecinos, reclama que dichos postes «sean extraíbles o abatibles, como en otras ciudades»; Gaspar Mayor, gerente del Patronato Municipal de la Vivienda, responsable de la rehabilitación del casco antiguo, ha anunciado una revisión general de «todos» los pivotes, medio millar, «en tres semanas o un mes».
Mal colocados
Mayor confirmó que algunos se quitaron para permitir el paso de la maquinaria de las obras, pero también que «otros estaban mal colocados» o «presentaban excesiva fragilidad». No obstante, «de momento, no se cambiarán» y, «en todo caso, debería ser de acuerdo con Tráfico».
Posible peatonalización
El gerente del Patronato Municipal de la Vivienda lamentó el «uso indiscriminado del Barrio como aparcamiento de los dueños de los pubs y de los empleados municipales, mientras otros ciudadanos pagan aparcamiento o zona azul». Mayor anunció un uso «estricto» del casco antiguo y ratificó la postura municipal de «cerrar todo el barrio» viejo, «limitado exclusivamente a un uso peatonal»; eso sí, con zonas «sólo para carga y descarga». Tráfico estudia destinar una brigada de control para abrir y cerrar esas zonas, en un horario de 8.00 a 14.00 horas. Después, intervendría la grúa.
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