Renaturalizar las playas y deconstruir la primera línea, el 'frente de batalla' contra el cambio climático en Baleares

Hace ya un año que la borrasca Gloria azotó Baleares con olas de hasta 14 metros, dejando algunos paseos marítimos "completamente destrozados". Aunque la mayoría de iniciativas pasaron por reparaciones a corto plazo, la Conselleria de Medio Ambiente y Territorio, el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea) y el grupo ecologista GOB coinciden en que la renaturalización de las playas y la deconstrucción de la primera línea son el 'frente de batalla' contra el cambio climático.

"¿A cuánto está el metro cuadrado de primera línea? ¿Van a renaturalizar eso?", la pregunta del millón. "Sería una apuesta valiente", asegura a Europa Press la investigadora del Imedea Marta Marcos, que considera que la estrategia principal debe ser "jugar un poco a volver atrás". Aunque a corto plazo puede salir caro, asegura que, a la larga, sale a cuenta. "Evitas tener que arreglar el paseo marítimo después de cada temporal", apunta.

En esta misma línea, el conseller de Medio Ambiente y Territorio, Miquel Mir, manifiesta que "se ha demostrado que la costa natural muestra extremadamente más resiliencia que la costa artificial". Para que esto sea posible, ha solicitado al Ministerio de Transición Energética invertir en la renaturalización de playas arenosas, pues recuperar zonas como Es Trenc, Cala Mondragó o S'Albufera "siempre supone un beneficio".

Mientras los sectores socioeconómicos sugieren como medida a corto plazo añadir arena a las playas, otros piden recuperar los sistemas dunares a medio plazo, lo que supondría "quitar todo lo que esté expuesto". ¿Y a largo plazo? "No bastará con retroceder o eliminar paseos marítimos, sino que se deberá dejar lugar a la playa, eliminando edificios de primera línea", alerta el diagnóstico actual de 'Costes pel canvi', un estudio publicado a finales del año pasado.

Pero, exactamente, ¿a qué hace referencia esta deconstrucción? La portavoz del GOB Margalida Ramis precisa que esta medida puede contemplar la demolición de infraestructuras ubicadas en dominio público, cuyas concesiones como instalaciones fijas ya hayan finalizado. "Aunque sean privadas, no son propiedad de quien las explota, y puede tratarse de casas, bares, restaurantes e infraestructuras como rampas para embarcaciones", remarca.

En este sentido, Ramis explica a Europa Press que la concesión de algunas de estas infraestructuras finalizó en 2018 y que, de acuerdo con la Ley de Costas, muchos de estos permisos no se pueden ampliar. "Se tendrían que deconstruir, porque son instalaciones que no tienen ninguna justificación y que pueden ponerse en otro lado", señala. Según explica la portavoz, esta ha sido la "batalla" del GOB durante estos años. "Tienes argumentos, con la ley en la mano, de que no se pueden renovar", reivindica.

LA PRESIÓN DEL LITORAL, UNA BARRERA CONTRA SU RENATURALIZACIÓN

Aunque renaturalizar y deconstruir la costa es una opción que barajan los expertos, no sería factible en todo el litoral. "No sería nada realista en lugares como la Bahía de Palma, El Molinar o S'Arenal, donde el censo es muy grande", indica Marcos. "Habrá zonas en las que se tendrá que mantener la primera línea subiendo diques y poniendo rompeolas", advierte. Asimismo, añade que "habrá otras áreas más expuestas en las que no se podrá hacer nada porque no compensará económicamente".

Según la portavoz del GOB, la presión del turismo también puede ser uno de los factores que dificulte estos cambios. También insiste en que los arreglos a corto plazo de los desperfectos causados por el temporal, no valen la pena. "No se debería invertir dinero público en volver a construir infraestructuras de primera línea, porque son elementos que se volverán a dañar", subraya. Además, critica que Demarcación de Costas está otorgando concesiones que ya no se pueden dar.

MEDIO AMBIENTE PIDE DECISIONES TRANSVERSALES

Pero, ¿hasta qué punto es realista pensar que empresarios y políticos colaborarán para llevar a cabo esta renaturalización? "Las acciones son inaplazables y eso está más que asumido", asegura Mir en declaraciones a Europa Press. Según el conseller, las decisiones tienen que ser transversales y abarcar a todos los sectores. "Cualquier zona urbanística ubicada en las costas bajas puede ser objeto de efectos económicos muy importantes", añade.

Asimismo, el conseller considera que las soluciones para la adaptación al cambio climático requieren que la sociedad "empiece a hablar de límites". "El consumo de agua en verano debido a la llegada del turismo incrementa una barbaridad, no podemos seguir con cifras que ascienden a 20 millones de visitantes", apunta Mir. "Sin duda, Baleares necesita un reequilibrio de las tendencias acumuladas, una presión humana tan alta es insostenible", indica.

"La conciencia es cada vez mayor en las generaciones más jóvenes", lo que "dibuja un escenario esperanzador", según el conseller. No obstante, lamenta que "la sociedad no es del todo consciente de lo que sucede". Por su parte, la investigadora del Imedea también coincide con esta afirmación, pues está segura de que "la gente tiene preocupaciones más a corto plazo". "Piensan en cómo van a pagar su hipoteca, pero no en cómo lo van a hacer sus hijos", añade.

A la espera de las medidas de adaptación ante la subida del nivel del mar que la Conselleria de Transición Energética y Sectores Productivos tiene previsto publicar durante las próximas semanas, derivadas de los resultados obtenidos por 'Costes pel canvi', las propuestas parecen dibujar escenarios similares: equilibrio, renaturalización de las playas, planificación urbanística y transversalidad.

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