Ha tenido lugar en formato online y se ha contado con más de 50 asistentes. Los participantes han conocido las medidas definidas, después de un "exhaustivo" análisis técnico, para cada tramo, ha informado la Confederación Hidrográfica del Ebro en una nota de prensa.
La CHE ha detallado que el planteamiento de la Estrategia Ebro Resilience para todos los tramos es la protección de las zonas urbanas para avenidas con periodo de retorno de 25 años y para zonas no urbanas se propone conseguir la reducción de afecciones para avenidas hasta un periodo de retorno de diez años.
Las claves de Ebro Resilience son la coordinación y los nuevos enfoques para aminorar el efecto negativo de los episodios de inundación, apostando por medidas combinadas que mejoren la capacidad de recuperación del territorio, han añadido desde la CHE.
Ebro Resilience, además de en la coordinación, también se basa en la promoción de medidas que cuenten con el aval técnico de los estudios y sean fruto del mayor consenso, fomentando la implicación de administraciones locales, afectados y sociedad en general en cada zona.
Junto con estos talleres, se desarrollan reuniones específicas con los alcaldes de los tramos a estudio. Hasta el momento se han realizado este tipo de encuentros y de talleres deliberativos para los tramos '7' Alcalá de Ebro-Remolinos; '8' Ebro-Cabañas de Ebro, '9' Torres de Berrellén-Sobradiel y '12A' Osera-Fuentes.
SOLUCIONES PROPUESTAS
Los núcleos urbanos presentes en la sesión de este miércoles, Osera, Fuentes, la pedanía de Aguilar y la urbanización La Corona, no tienen afecciones para avenidas de periodo de retorno de 25 años. En consecuencia, el estudio se plantea para la mejora de zonas no urbanas para avenidas de periodo de retorno de diez años, ha expuesto la CHE.
Tras el estudio se ha comprobado que no puede evitarse el desbordamiento por la margen derecha para la reducción de daños en zona no urbana por lo que las propuestas se centran en medidas de adaptación.
Al respecto, ha indicado que la inundación previa a los desbordamientos de zonas cultivables, adaptados a esta circunstancia, permitirían reducir la velocidad de circulación de las aguas y por ello, los daños.
Esta solución ha sido denominada 'zona de armortiguación de flujos laterales' y para implantarla se requiere la adaptación de los sistemas de riego y la corrección de los actuales estrechamientos en la canalización del río.
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