Lolita Flores, la exitosa madurez del mito

  • Ha admitido en televisión que tiene varias joyas empeñadas en el Monte de Piedad de Madrid.
Lolita Flores, en una imagen de julio de 2020.
Lolita Flores, en una imagen de julio de 2020.
GTRES
Lolita Flores, en una imagen de julio de 2020.

Lolita Flores es una de nuestras artistas más camaleónicas. Una todoterreno capaz de brillar con el mismo destello como actriz, cantante y presentadora. Es el personaje de la semana después de haber admitido en televisión que tiene varias joyas empeñadas en el Monte de Piedad de Madrid. No se avergüenza. Lo cuenta con la misma soltura con la que, por ejemplo, reconoce lo que sufrió cuando comprendió que la muerte de su madre, la incombustible Lola Flores, le había servido para que la gente la reconociera con entidad propia.

Digerir que aquel momento tan amargo era también su liberación no fue fácil. Dejó de ser un volante de la bata de cola de su madre para conquistar los escenarios. Lo hizo durante años cantándole a ese amor desbocado, del que también fue víctima, hasta que el éxito atronador le llegó comiendo arroz y bacalao. Un estribillo que, en ocasiones, ha resultado ser peor que una condena. Tal vez porque Lolita es mucho más que ese Sarandonga con el que batió todos los récords de ventas.

Su voz, aterciopeladamente rota, es capaz de erizar la piel entonando boleros y coplas. A pesar de lo conseguido, dicen que ahora está molesta con la industria y que duda si volver a cantar. No quiere bajar al barro para pelear en una época de música barata que se vende al peso. Tampoco lo necesita. Centrada en su faceta de actriz, durante el primer confinamiento montó una pequeña productora con la que ha protagonizado la obra La fuerza del cariño. Un trabajo interpretativo difícil que también fue motivo de preocupación la tarde en la que tuvo que interrumpir una función por una arritmia incontrolada. Aquel suceso le sirvió para darse cuenta de que la vida va enserio. Demasiado cansancio acumulado que le pasó factura.

Además de su trabajo sobre las tablas, sigue siendo referencia en la pequeña pantalla. Miembro del jurado de Tu cara me suena, su participación en el show de Manel Fuentes nos ha descubierto su faceta más rebelde y picajosa. Implicada al máximo, es capaz de llorar y reír ante las impagables imitaciones de los concursantes. No es su primer triunfo en televisión. 

Más allá de los espacios que presentó junto a su madre, Lolita condujo, durante la etapa más brillante de la extinta Canal 9, formatos musicales que, a día de hoy, siguen siendo recordados con nostalgia. En Canciones 2000 coincidió con Juan y Medio, con el que compartió un romance fugaz, pasional e intenso que acabó en tragicomedia cuando vio que era incapaz de cambiar su forma de vida.

Madre de dos hijos, Guille y Elena, su matrimonio con Guillermo Furiase ha sido, hasta la fecha, su relación más importante. Como también lo fue su boda, atestada de gente, que fue origen de la ya mítica frase "si me queréis, irse", que su madre pronunció al toparse con la avalancha de seguidores que acudieron a la basílica. Reconocida, admirada y querida por el público, Lolita echa de menos los premios que todavía no le han llegado. Ganadora de un Goya por su papel en Rencor, también fue galardonada con la medalla a las Bellas Artes.

Su mejor premio es la familia. Abrazada al recuerdo de su hermano Antonio y más unida que nunca su hermana Rosario, se siente una afortunada y prepara, a marchas forzadas, un museo y un musical para que todos puedan recordar la fuerza de La Faraona. Poco amiga de las poses, Lolita es feliz en casa, viendo crecer a su nieto Noah y alejada de las polémicas. Por eso intenta pasar de puntillas por los asuntos que más daño le pueden ocasionar, los más escabrosos. También por los rumores sobre sus relaciones nunca confirmadas y esos amores prohibidos de los que todos hablan. Ella prefiere sonreír, atusar su melena aleonada y mover los dedos con ese gesto tan Flores, tan cañí, tan español.

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