"La habitación no tenía más que un colchón con un somier lleno de orina, un recipiente para sus necesidades y las ventanas estaban siempre cerradas", describe el fiscal de Millau, Patrick Desjardins. Además, había un cerrojo en el exterior, agrega el magistrado, quien admite no haberse enfrentado a una situación similar desde su llegada a la región.
Los primeros elementos de la investigación apuntan a que el crío fue registrado después de su nacimiento, pero que no estuvo jamás escolarizado y que habría pasado la mayor parte del tiempo secuestrado. Sus padres reconocieron los hechos, explicando a la policía que encerraron a su hijo porque era "difícil". El padre admitió que le pegaba y que la madre asistía a los golpes.
Además del maltrato evidente ligado a las negligencias y las deficiencias educativas, los investigadores tratan de determinar si fue objeto de abusos sexuales, una sospecha que mantienen los policías. El pequeño ha sido hospitalizado para ser sometido a análisis médicos y psicológicos antes de ser entregado, al igual que su hermano, a una familia de acogida.
Detención provisional
Los padres, un albañil de 42 años y un ama de casa de 35, están en detención provisional y pasarán a disposición judicial. La Fiscalía tiene la intención de solicitar su ingreso en prisión. Fue la juez de menores de la localidad cercana de Rodez, Amandine Abegg, quien inició el procedimiento porque la pareja no respondió a ninguna de las convocatorias requeridas por los servicios sociales tras el nacimiento de su segundo hijo, que ahora tiene 17 meses, y que no parece haber sufrido maltrato
La juez abrió entonces una investigación ante la Fiscalía de Millau y los servicios sociales. Las investigaciones y la falta de respuesta de los padres llevaron a los policías a intervenir en el domicilio de la pareja, donde hallaron al niño, "físicamente débil, inteligente pero sin ninguna educación". "Vivía en condiciones peores que las de una celda de una cárcel", describe el fiscal.
Al parecer, el niño salía de vez en cuando de casa. Los vecinos se enteraron del arresto con estupor y expresaron su sorpresa. "Era un niño que veíamos de vez en cuando. No se estaba quieto pero nada hacía pensar que era maltratado", dijo Charles, un vecino de la pareja. "Era un pequeño hiperactivo. A veces lo oía gritar, sobre todo en verano, cuando sus padres cenaban fuera, pero de ahí a imaginar un drama semejante...", recordó otra vecina que pidió el anonimato.
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