Sábado por la noche. Como todos los fines de semana, un grupo de jóvenes se reúne en una plaza de Puente de Vallecas. "Ponen la música a tope, apedrean farolas y hasta queman contenedores", explica el vecino Álvaro Pérez.

Harto del escándalo, Álvaro llama insistentemente a la Policía Municipal y espera su llegada. Hace un año no habrían tardado ni cinco minutos en acudir. Ahora tardan de 15 a 20. Y eso, si llegan. "Llamo todas las semanas, pero nunca vienen", se queja el vecino.

Esta situación se da en toda la capital. La razón de la tardanza es que no hay suficientes policías locales para el turno de noche en fin de semana debido a la reducción de horas extra por la crisis, como ya adelantó 20 minutos en noviembre.

"Antes, la falta de agentes se paliaba pagando horas extra, pero éstas se han reducido hasta un 90% por la crisis", explica José María Hernández, policía sindicado en UGT. "Como hacen falta policías en unidades especiales (antidrogas o alcoholemia) y no hay presupuesto para más, se nutren de agentes de barrio", dice Carlos Lozano, portavoz de CC OO en la Policía Local.

"Reorganización del trabajo"

La Concejalía de Seguridad admite el recorte. Lo llaman "racionalización del operativo policial" y creen que el resultado ha sido positivo: "Se ha reorganizado el trabajo para ser más eficaces", dice una portavoz. Pero el día a día desmiente esa eficacia.

Al haber escasez de efectivos, las llamadas de vecinos al 112 o al 092 sufren un filtro más exhaustivo. Para atender los delitos graves (reyertas, violencia de género, robos y homicidios) tienen que dejar a un lado las alteraciones del orden público y las molestias a los vecinos, como ruidos, alborotos o vandalismo juvenil.

Estos avisos, considerados "menores", representan la mitad de las llamadas a la Policía, según los sindicatos. "Antes acudíamos casi siempre sin tardar más de 5 minutos; ahora, si vamos, tardamos 20 minutos, es decir, tarde y mal", explica Hernández. Para los casos graves, el tiempo máximo de respuesta sigue siendo de cinco minutos.

Centro gana a costa de la periferia

Los principales perjudicados por el recorte de horas extra a la Policía son los vecinos de la periferia, sobre todo los del sur de la capital. En las noches de fin de semana, el Ayuntamiento refuerza la presencia policial en Centro y Moncloa, donde se concentra la marcha juvenil. Para este refuerzo en el centro utilizan agentes que antes patrullaban la periferia.

"Se quitan policías de una zona para completar otra. Hay distritos, como Vallecas o Carabanchel, con patrullas insuficientes; cuando ocurre algo importante, tienen que ir efectivos de otros barrios", cuenta el agente José María Hernández. Por ello, cada vez es más difícil ver una patrulla: "Con estas medidas están acabando con la Policía de calle, próxima al ciudadano", lamenta otro agente, Carlos Lozano.

Otros 61 pueblos de la región ya tienen Bescam

La Policía regional ya tiene 2.500 agentes. Las Brigadas Especiales de Seguridad de la Comunidad (Bescam) siguen creciendo. Desde ayer, la Policía regional está presente en 61 nuevos municipios, donde se han repartido 420 agentes.

Con ellos, las Bescam ya disponen de 2.500 efectivos en 111 pueblos (hay 179 en Madrid).

Ni multas ni tráfico

Estas patrullas se dedican "exclusivamente a la seguridad", según Esperanza Aguirre. La presidenta pidió a los alcaldes que no empleen a estos agentes para poner multas, controlar el tráfico ni vigilar el cumplimiento de las ordenanzas municipales.

Las localidades que más agentes de las Bescam han recibido (diez efectivos cada una) son Colmenar de Oreja, Colmenarejo, Collado Mediano, Daganzo de Arriba, El Álamo, Fuente el Saz, Morata de Tajuña, Paracuellos, San Martín de Valdeiglesias, Sevilla la Nueva, Torres de la Alameda y Villalbilla. También incorporan policías Fuentidueña, Navas del Rey, Tielmes, Titulcia, Perales de Tajuña, Belmonte de Tajo, Santos de la Humosa y Cubas de la Sagra.