No había salida. La circunvalación y la capital se convirtieron hoy en una ratonera para miles de conductores.  El gran atasco comenzó sobre las siete y media de la mañana y se prolongó hasta cerca de la una de la tarde.

La circunvalación, según la Guardia Civil, estuvo parada desde la salida de Otura hasta Maracena durante cinco horas (sin contar con la Ronda Sur, también saturada). Trece interminables kilómetros, que los granadinos tardaban en recorrer unas dos horas. La capital estaba taponada y la A-44 congestionada.

Las razones, según el José Manuel García Nieto, concejal de Movilidad, «las obras del metro en el Camino de Ronda, la lluvia y los colegios». Estos tres factores hicieron que circular por la ciudad fuera un infierno.

«Los nuevos desvíos en la zona de Arabial han despistado a la gente, porque aunque están desde el viernes, los colegios estaban cerrados y mucha gente se ha visto encerrada en un bucle de nuevas direcciones de las que no sabían salir. Todo ello más los padres que dejan los coches hasta en cuarta fila para que el niño no se moje».

El tráfico en la ciudad «tiene poca solución si se sigue cogiendo el coche», advierte el concejal de Movilidad.

«Las obras del metro son un mal que hay que sufrir para que todo mejore, mientras tanto, poco se puede hacer».

La solución pasará los próximos días por reforzar la presencia de la Policía Local en los tramos más conflictivos como Méndez Núñez, Arabial o Neptuno. «La gente no se ha percatado de los cambios hasta que no ha estado en el atasco, por eso, durante esta semana habrá más agentes para informar y dirigir los coches».

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