Ricardo Menéndez Salmón presentó ayer en la Librería Cervantes de Oviedo su última novela, El Corrector, sobre los atentados del 11 de marzo en Madrid.

¿De qué trata El Corrector?

La novela cuenta cómo vivió los atentados del 11-M Vladimir, un personaje que tiene mucho de mí mismo. Trato desde el ámbito íntimo, una jornada que ha sido la más decisiva de la historia reciente de nuestro país.

El corrector es usted mismo.

La novela tiene algo de autobiográfica. Uso la figura del corrector no sólo porque yo lo fuera, sino porque en los hechos que cuento se reflejan dos erratas: una es el terror, que deja una marca indeleble._La otra fue la manipulación que se hizo desde el poder. Ésta fue corregida por la ciudadanía en las urnas.

En el libro aparecen quienes protagonizaron esos días, ¿no le dio miedo de escribir sobre gente real?

Tuve un poco de pánico, pero duró poco. Los escritores somos notarios de la realidad y no tenemos que tener prevención. En la novela aparecen cargos políticos, pero a ellos se les juzga en muchos tribunales, y uno de ellos puede ser el de la ficción. Sí fui cuidadoso con el dolor de las víctimas. El arte es que nos permite tratar todos los temas sin espacios vedados, incluido el 11-M.

La ficción sobre la historia reciente no es común en España.

La literatura norteamericana nos lleva ventaja en esto. Se han hecho estupendos trabajos sobre el 11-S y las Torres Gemelas. Espero que mi libro sirva para que muchos establezcan un diálogo con la realidad con absoluta naturalidad. No hay mejor manera de desconectar tabúes.

¿Y en qué está trabajando ahora?

En una historia de pintores, un libro más luminoso. Abandono estas novelas oscuras y complejas que he hecho últimamente.

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