El gimnasio social Sant Pau lucha por evitar el desahucio: "Si cierran no tendré donde ducharme con agua caliente"

Cada media hora entran cinco personas al gimnasio, mientras el resto espera a la entrada.
Cada media hora entran cinco personas al gimnasio, mientras el resto espera a la entrada.
MIQUEL TAVERNA
Cada media hora entran cinco personas al gimnasio, mientras el resto espera a la entrada.

El número 46 de la ronda Sant Pau de Barcelona tiene un desalojo previsto para el próximo miércoles 20 de enero. En esta cuenta atrás hasta el día señalado, los trabajadores del gimnasio social Sant Pau tratan de evitar el cierre del que lleva siendo un espacio de acogida para personas en riesgo de exclusión social desde hace ya más de 80 años. La última esperanza que les queda es que la justicia apruebe su petición para aplazar el desahucio hasta el 30 de abril.

Con la excusa del deporte, el centro ubicado en el barrio del Raval abría sus puertas a cientos de vecinos al mes con dificultades económicas, a los que también ofrecía servicio de duchas. Quien podía permitírselo pagaba la cantidad que le era posible y quien no podía hacer ninguna aportación también era bien recibido. 

El proyecto está amenazado desde hace años, ya que tras varios meses de impagos debido al contexto de crisis, los propietarios de la finca aprovecharon para iniciar una demanda por desahucio. Hace dos años el Ayuntamiento aprobó la compra del recinto para construir vivienda pública y seguir manteniendo la iniciativa del gimnasio social, pero a día de hoy esta compra aún no se ha llevado a cabo. La alcaldesa, Ada Colau, acusó a la propiedad del local de no querer llegar a un acuerdo.

El revés de la pandemia cambió todos los planes del centro, que dejó de ser un gimnasio para convertirse en un equipamiento contra la Covid-19 de la mano de los Servicios Sociales del Ayuntamiento. De abril a diciembre han ofrecido 39.200 servicios de duchas, junto con cambios de muda, y han servido 28.000 comidas a personas sin recursos económicos y sintecho, una labor a la que tendrán que renunciar si la semana que viene se hace efectivo un desalojo que dejará sin ayuda a las más de 150 personas diarias que acuden al local en busca de alimentos e higiene.

Servicio de duchas y cambio de muda en el gimnasio social Sant Pau.
Uno de los usuarios del Sant Pau acude para ducharse y cambiarse de ropa.
MIQUEL TAVERNA

Es el caso de uno de los usuarios del Sant Pau, que ha explicado a 20minutos que no dispone de agua caliente en su hogar, y la ayuda de la cooperativa le es fundamental. "Si lo cierran no tendré donde ducharme con agua caliente", comenta sobre el desahucio de la que lleva siendo su segunda casa desde hace cerca de un mes y medio. Allí acude de lunes a sábado, y en 30 minutos se ducha, se cambia de ropa y coge algunos alimentos que le proporciona el centro. El resto de comidas las hace en un comedor social.

"Se nos hace difícil de entender", apunta a 20minutos el director y miembro de la cooperativa, Ernest Morera, que explica que les "cuesta mucho imaginar que en plena pandemia" puedan aprobar un desahucio como este, puesto que ahora mismo "no hay otras alternativas" en el barrio que ofrezcan el servicio del Sant Pau.

De abril a diciembre el Sant Pau ha ofrecido 39.200 servicios de duchas y 28.000 comidas"

Centrados en conversaciones a contrarreloj con la propiedad del inmueble para encontrar una solución que no deje en la calle a quienes necesitan esta ayuda, Morera y el equipo del gimnasio se muestran confiados ante una posible prórroga del desalojo hasta finales de abril, coincidiendo con la finalización del contrato con el Ayuntamiento. Teniendo en cuenta que el desalojo está previsto para dentro de una semana, los propietarios ya han presentado alegaciones ante la petición de prórroga del desahucio y tienen 72 horas para dar una respuesta

Seguir adelante con el proyecto social

Aunque su prioridad ahora mismo es precisamente seguir tendiendo la mano a los vecinos más necesitados, esperan "volver a recuperar la función de gimnasio" que hacían antes del estallido de la pandemia y seguir adelante con el proyecto que siempre ha sido.

"Si la ciudad sigue necesitando el servicio en abril lo seguiremos ofreciendo", comenta Morera, que señala que es "muy complicado" hacer previsiones a tres meses vista debido a la incertidumbre de la evolución de la pandemia. "Volveremos a ser un gimnasio social, pero no sabemos cuándo", añade.

La cooperativa ofrece servicio de ducha para personas vulnerables en las instalaciones del gimnasio.
La cooperativa ofrece servicio de ducha para personas vulnerables en las instalaciones del gimnasio.
MIQUEL TAVERNA
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