
Con tatuajes -de pega-, cicatrices y un arma sobre el hombro. Así posa en la revista Shangay de esta semana Jaime Cantizano, un hombre al que no le gusta aparecer en un medio que no sea el de su plató televisivo en DEC (Dónde estás corazón), siempre celoso de su intimidad.

Sanguinolento, con camiseta de tirantes o tirado en el suelo con el aspecto de haber librado una batalla urbana, Cantizano homenajea a los antihéroes y demuestra dotes para encarnar a cualquier sicario despiadado.
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