La crisis afecta cada vez a más gente. Decenas de personas hacen cola estos días a las puertas de un céntrico convento de Pompeya en Barcelona, con sus correspondientes carritos de la compra para recoger alimentos de forma gratuita.
Dejan los carros guardando el sitio y mientras se resguardan del frío. Les toca esperar bastante porque la cola es larga y cada carro tiene una historia distinta. Hay quien tiene a toda la familia en el paro o quien ya no puede estirar más su sueldo.
Llegan al convento a rellenar su carro con alimentos básicos. Pero son tantos que hasta una despensa como ésta se agota rápido y, más ahora, que las donaciones de las empresas se han reducido a la mitad. Vale la pena esperar, cuando salen tienen comida para 15 días.
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