La Guardia Civil ha culminado la "Operación Sierra", dirigida a la inspección y control de distintas modalidades de caza mayor en Córdoba, con 371 actuaciones llevadas a cabo principalmente en el centro y norte de la provincia, que han propiciado 86 denuncias administrativas, 47 de ellas a furtivos.

Según informa el Instituto Armado en una nota de prensa, el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (SEPRONA) ha controlado las actividades cinegéticas que han tenido lugar en la provincia de Córdoba con un dispositivo que puso en marcha el pasado 11 de octubre, con motivo del inicio de la temporada de caza mayor, y que finalizó el pasado 8 de febrero.

En el desarrollo de esta Operación, la Guardia Civil ha efectuado 371 actuaciones, que han permitido la inspección de 279 cacerías, entre monterías, ganchos y batidas.

Se han denunciado 86 infracciones administrativas, de las que 47 están relacionadas con episodios de furtivismo, 20 con competencias de sanidad animal, dos con infracciones al reglamento de armas y 17 con uso de animales domésticos y peligrosos.

Como consecuencia de las denuncias formuladas, la Guardia Civil ha intervenido 18 armas entre escopetas y rifles utilizados para la caza mayor, además de 16 ciervos y dos jabalíes abatidos, que fueron entregados al Centro de Recuperación de Especies Amenazadas de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.

La operación se ha centrado en verificar las autorizaciones concedidas para la celebración de la modalidad de caza, las credenciales de cazadores y rehalas participantes, así como en detectar actividades furtivas, especialmente "retrancas", y controlar las carnes de caza.

Además, se ha puesto especial atención en la inspección de las armas utilizadas, fundamentalmente rifles, por la peligrosidad que entrañan y se han comprobado los certificados o talones demostrativos de desinfección de los medios de transporte de los perros.

Concienciar a los cazadores 

La Guardia Civil ha pretendido concienciar a los cazadores con rehala para que tengan en regla las autorizaciones administrativas necesarias, como la inscripción de núcleos zoológicos, identificación y registros de canes, y la posesión de las correspondientes licencias de caza.

Los agentes se distribuyeron en puntos de vigilancia, verificación y control próximos a las zonas donde se realizaba la actividad cinegética con el objetivo de detectar la presencia de cazadores furtivos o la extracción de las carnes de las reses abatidas sin control sanitario.

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