El cese de Trump antes del 20 de enero, un proceso complicado pero posible

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Cdt Tyler Williams/U.S. Army
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

La salida de Donald Trump de la Casa Blanca y el fin de su mandato como presidente de los Estados Unidos están fijados para el próximo 20 de enero, cuando está previsto que Joe Biden jure el cargo para sustituirlo. Pero, tras el asalto al Capitolio estadounidense llevado a cabo por decenas de sus seguidores más extremistas y alentado por él, no son pocas las voces que han planteado la posibilidad de despojar antes de ese día a Trump de sus poderes como presidente. 

Se trata de una opción complicada, pero constitucionalmente posible y factible y que ya han propuesto incluso altos dirigentes del Partido Republicano como Phil Scott, gobernador del progresista estado de Vermont. Por su parte, la congresista demócrata Ilhan Omar ha anunciado públicamente que está redactando artículos para poner en marcha un nuevo impeachment, un juicio político en el Congreso que termine con la destitución de Trump si así lo aprobase la mayoría.

No obstante, la opción del impeachment -Trump salió indemne de uno el año pasado- es poco probable por una cuestión de tiempos, asegura el politólogo Edu Bayón. Aunque no está tasado que deba ser un proceso muy extenso y, técnicamente, sí podría abreviarse hasta el extremo, el experto explica que lo habitual es que se requiera un plazo bastante mayor que las poco menos de dos semanas que le quedan al presidente en la Casa Blanca. 

Según marca la Constitución, en el impeachment la Cámara de Representantes debería investigar los supuestos "delitos o faltas graves" de Trump y acusarlo formalmente por mayoría simple, mientras que el Senado sería el encargado de votar posteriormente su absolución o condena. Trump solo sería destituido si dos tercios o más del Senado así lo quisieran, lo que implica que al menos parte de los republicanos tendrían que votar a favor de su cese, algo que no ocurrió el año pasado.

La 25ª enmienda

Más sencillo, aunque también poco probable a juicio de Bayón, parece el segundo método: recurrir a la 25ª enmienda de la Constitución, que establece el procedimiento para inhabilitar a un presidente que no esté en condiciones de seguir ejerciendo el cargo. En este caso, la responsabilidad de iniciar el proceso recae en el vicepresidente, Mike Pence, fiel escudero de Trump hasta este mismo miércoles, cuando se negó a cumplir su deseo de subvertir el voto de los estados e impedir que se declarase a Joe Biden ganador de las elecciones. 

Pence tendría que reunir el apoyo de al menos la mitad del gabinete de Trump para declarar incapaz al presidente, y remitir al presidente pro tempore del Senado (el número dos de la institución, actualmente el republicano Chuck Grassley) y a la presidenta de la Cámara de Representantes (la demócrata Nancy Pelosi) un escrito firmado por todos ellos argumentando los motivos, dudosos ya que Trump no está enfermo ni incapacitado para seguir ejerciendo. Una vez hecho esto, Pence asumiría automáticamente los poderes de Trump como presidente en funciones, y podría pilotar la transición hasta que el día 20 Biden tome posesión.

Trump, no obstante, podría remitir su propio escrito al Senado y la Cámara de Representantes declarándose competente para seguir ejerciendo el cargo de presidente, lo cual obligaría a Pence y a al menos la mitad del gabinete de gobierno a volver a comunicar al legislativo en un plazo de cuatro días su voluntad de retirar al presidente sus poderes. Este choque lo tendría que dirimir el propio Congreso (Senado y Cámara de Representantes), que estaría obligado a reunirse en un máximo de 48 horas.

No obstante, la Constitución estadounidense establece que las cámaras tendrían un plazo de 21 días a partir de que recibieran la segunda declaración escrita del vicepresidente y los miembros del gabinete para deliberar y votar -por mayoría de dos tercios- si quitan sus poderes al presidente o no. Durante ese tiempo, Trump seguiría inhabilitado provisionalmente. Y, una vez se cumpliera el plazo, ya no sería necesario votar, porque Biden habría asumido el cargo de presidente a todos los efectos y Trump ya estaría fuera de la Casa Blanca.

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