Durante el año 2008 Cáritas destinó 248.234 euros a 1.478 ayudas de atención primaria y vivienda en Salamanca, una cifra que representa 600 ayudas más que en el año 2007 y que supone casi un 70 por ciento más, según informaron hoy fuentes de la organización.

Según concretaron, "el importe total de las ayudas se puede dividir en 153.117 euros que corresponden a ayudas de vivienda y 95.117 euros que se destinaron a ayudas para necesidades básicas, como alimentación, medicinas o luz.

Tal y como destacaron, "el fuerte incremento del desempleo en la provincia que se ha producido durante el último año, un 134% según datos de la Encuesta de Población Activa, unido a una insuficiente protección social, está provocando que numerosas familias se encuentren en una situación de emergencia con graves dificultades para satisfacer sus necesidades más básicas".

Cáritas propone medidas para una inclusión activa

Esta situación, añadieron, "está provocando que cada vez sean más las personas que se dirijan a Cáritas solicitando su ayuda solidaria". Ante esta coyuntura, la directora de Cáritas Salamanca Carmen Calzada, afirmó que en el período anterior se ha estado "muy ocupados en la economía financiera y menos en la economía verdaderamente productiva y en las personas".

Asimismo, Calzada recordó "la obligación de las administraciones públicas de reforzar y ampliar las medidas de atención social, particularmente el nivel no contributivo, para situar el sistema de protección social en la media de los países del entorno". De lo contrario, opinaron que "muchas personas que en estos momentos están viviendo una situación de desempleo, como consecuencia de la crisis económica, podrían cronificar su situación de pobreza e iniciar procesos que deriven a su exclusión social".

En este sentido, recordaron que Cáritas Española propuso el año pasado que se estableciera un fondo económico para atender las demandas sociales. Asimismo, también se señaló la necesidad de impulsar un empleo con protección social, de manera que sea posible hacer procesos formativos adecuados para las nuevas ocupaciones para las personas y familias que lo necesitan, lo que supone que esté acompañado de las transferencias monetarias necesarias para llevar a cabo una inclusión activa.