La Sección Octava de la Audiencia Provincial de Asturias ha condenado al gerente de una carpintería de Gijón a cuatro meses de prisión y al pago de una multa de 4.860 euros por verter un producto químico al río Pinzales y provocar la muerte de 1.880 truchas.
El procesado había recurrido pero no se lo han admitido. La Guardería Rural vio los peces muertos en el río, en cuatro kilómetros en la zona siguiente a la carpintería.
Se quedó sin sellar la puerta de una cuba en la que se introduce la madera para ser tratada con un producto químico "nocivo y peligroso" para el medio ambiente, y se derramó sobre una cubeta de hormigó que no estaba en las debidas condiciones y, por ello se produjo el vertido.
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