Investigan la eficacia de los tests de olor para diagnosticar de forma temprana la COVID-19

Una mujer oliendo el vino.
Una mujer oliendo el vino.
GTRES
Una mujer oliendo el vino.

Una de las características que hace más difícil identificar de manera temprana la COVID-19 es que los pacientes que son sintomáticos manifiestan una amplia variedad de síntomas que son, además, coincidentes con otras enfermedades comunes como la gripe o el resfriado.

Cada vez más estudios identifican la anosmia -pérdida de capacidad olfativa- como uno de los síntomas más paradigmáticos de esta enfermedad y, por ese motivo, investigadores estadounidenses están desarrollando tests que traten de identificarla lo antes posible para tratar de frenar las cadenas de transmisión a tiempo.

Concretamente, un grupo de científicos de la Universidad de Florida y la Universidad del Estado de Arizona van a evaluar la eficacia de dos pruebas, una que pide a los usuarios identificar olores como el tabaco, la fresa, el chocolate y la cebolla y otra que revela la sensibilidad del paciente a diferentes concentraciones de un mismo olor.

“Entre un 50% y un 70% de los pacientes con COVID-19, incluso si no tienen otro síntoma, experimentan la pérdida de olfato”, explica Steven Munger, investigador de la Universidad de Florida y uno de los encargados de analizar dos nuevos tipos de tests de olfato, citado por la web News Medical.

“Si, de pronto, se encuentra un aumento en la pérdida de olfato en una habitación compartida, por ejemplo, eso podría significar una alerta temprana de contagio comunitario”, añade Munger.

Pruebas semanales en espacios compartidos

Para probar la eficacia de este método, los investigadores, que cuentan con fondos del Gobierno estadounidense, van a reclutar a voluntarios en comunidades residenciales y centros de trabajo que compartan un mismo espacio para ser testados semanalmente durante mes y medio.

El estudio también incluirá participantes que hayan dado positivo en COVID-19 y otros que hayan dado negativo de distintos grupos raciales y étnicos a los que se les pedirá que usen los dos tipos de test que serán evaluados para determinar cuál es mejor predictor de un diagnóstico de COVID-19.

“Identificar dónde se producen los brotes de COVID-19 en tiempo real es esencial para que las autoridades puedan tomar decisiones de salud pública y para que los actores privados puedan desarrollar estrategias de seguridad dirigidas”, declara Cara Exten, otra de las investigadoras del proyecto.

“Por ejemplo, hasta que los brotes locales no sean identificados rápidamente, muchos profesores y padres pueden no sentirse seguros en un ambiente escolar, muchos negocios pueden no ser capaces de volver a abrir con seguridad y algunas personas podrían no asumir los riesgos asociados con viajar o, simplemente, ir a trabajar”, explica Exten.

Según el equipo de investigadores citados por News Medical, el siguiente paso, una vez finalice el estudio, será buscar la aprobación de las autoridades sanitarias estadounidenses para el uso de pruebas de olor para diagnosticar formalmente la COVID-19, logrando así una nueva arma para combatir la pandemia.

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