Alejandro Navarro, un profesor estadounidense, demostró hasta el día de su muerte su pasión por la enseñanza. Así lo contaba su hija, Sandra Venegas, en redes sociales, con una imagen en la que podía verse al hombre ingresado en el hospital pero corrigiendo los exámenes de sus alumnos con el ordenador.

El maestro fue internado en el hospital por la falla en el corazón que le condujo hasta la muerte. Ahora bien, a pesar de su mal estado de salud, el hombre no dudó en seguir trabajando y realizando horas extras.

“La última vez que lo vi fue el lunes y pasó las dos horas que estuve en su casa trabajando. Ojalá le hubiera cerrado su computadora y hubiera disfrutado de pasar tiempo con él”, contaba su descendiente.

La fotografía de este docente "dedicado a sus alumnos", en la que aparecía tendido en la cama del hospital con un ordenador portátil en su regazo, se hizo viral en pocas horas.

Un hecho que su hija, también especializada en la docencia, aprovechó para reivindicar que los maestros suelen dedicar varias horas extra para calificar exámenes y tareas, incluso más durante la pandemia, animando a sus seguidores a ser más agradecidos y amables con los profesores. Así como, aconsejando a los familiares de estos profesionales que no los dejen trabajar tantas horas extra, pues en “en el trabajo son remplazables, en casa no”.