La guerra entre Isabel Pantoja y Kiko Rivera podría llegar a su fin en cuestión de horas. Me consta que la cantante tiene intención de acabar el año habiendo intentando una reconciliación con su hijo. Mucho tienen que cambiar las cosas para que Pantoja no contacte con Kiko durante estos días de Navidad para acercar posturas y demostrarle que, a pesar de considerarse víctima de una traición injustificable, sigue necesitándole cerca.

Aunque no todos en Cantora creen que sea la decisión más acertada, me consta que, durante las poquísimas conversaciones que mantiene con personas ajenas al núcleo estrictamente familiar, también le instan a que sea ella la que de el primer paso. Sería la mejor opción, pues aunque les cueste verbalizarlo, Isabel y Kiko tienen ganas de resolver este conflicto y, por supuesto, darse las explicaciones necesarias para encajar las piezas del puzle. Ninguno de los dos debería dejarse llevar por corrientes interesadas, permitiéndose que la conversación se produzca y pueda desembocar en esa paz que anhelan.

Hay mucho de lo que hablar, pero Isabel no tiene ganas de reproches ni medias verdades. Está más animada, ha recuperado el control de su teléfono móvil y empieza a intercambiar mensajes con aquellos que le han demostrado lealtad. Ha vuelto a hacer limpia de contactos a pesar de recibir whatsapps de algunos de sus haters televisivos. Algunos nombres sorprenderían.