En declaraciones a los medios de comunicación, Buesa ha explicado que "sofocaron el motín las milicias ciudadanas aragonesas que llevaban un broquel". La revuelta también es conocida como 'el motín del pan' porque la causa fue la falta de alimentos básicos y el enorme coste de los alquileres, lo que "provocó que los niveles de pobreza crecieran: al final se sublevaron" los ciudadanos.

En 'La tarde que ardió Zaragoza' uno de los personajes clave es un fraile, Fray Inocencio, "que venía de un convento, donde se dedicaba a estudiar la naturaleza y buscar remedios". El fraile "tenía todo resuelto, pero entró en el convento cuando sus padres no podían alimentarlo y decidieron dejarlo allí para que tuviera una vida mejor". Este personaje "era una persona con los pies muy en la tierra, una persona adecuadísima para explicar lo que estaba ocurriendo".

Además, en la obra aparecen personajes históricos, como Ramón de Pignatelli, Martín Zapater, los Goicoechea y Francisco de Goya, quien "tuvo una participación importante y abandonó la ciudad rumbo a Madrid porque preveía que iba a tener problemas con las gentes que estaban sometiendo la sublevación".

La novela es "un relato lleno de pasión y sentimiento". Fray Inocencio "rememorará toda la historia 20 años después, cuando ya ha vuelto al Monasterio de Cogullada, y se dedica a escribir porque considera que se han hecho dos grandes crónicas de los hechos, pero desde el poder", de forma que "este hombre de la calle empieza a contar esas memorias de la sublevación para aportar, de alguna manera, ese sentido de la realidad que no tienen los relatos oficiales".

El personaje de Fray Inocencio "se enriquece en el contacto con una figura clave: Paco Goya, que se le ríe porque es un fraile que acaba de venir a la ciudad, no está acostumbrado" y hace cosas "increíbles", como subirse el traje para subir unas escaleras, "como es propio de los clérigos".

"Acaba siendo una relación muy afectuosa", ha agregado Buesa, quien ha indicado que al final ambos personajes coinciden en "un punto único que sobrepasa los planos, de manera que Goya se va suavizando y Fray Inocencio se va a ir revolucionando".

"Es una novela llena de vida porque no solamente son las andanzas de un fraile, sino de nuestra sociedad, que durante siglos ha tenido que luchar en los momentos difíciles y ha sabido salir de ello y volver a generar espacios de convivencia, fundamentales para las gentes de la ilustración".

LECCIÓN HISTÓRICA

"La lección histórica es que cuando las autoridades y los poderes olvidan las necesidades de la gente acaban provocando la sublevación, que surge porque a las gentes se les está impidiendo poder comer, vivir y tener un espacio que habitar a cambio de un enorme enriquecimiento de algunos, que están gobernando más para su interés que para el pueblo", ha indicado Domingo Buesa.

Para el autor de la novela, "es curioso ver cómo, desde un profundo realismo, las gentes no atacan la forma de Estado ni a la Corona, sino a aquellas personas que están metidas en la corrupción y provocan que la ciudadanía no pueda comer".

Buesa ha publicado la obra en la colección 'La Historia de Aragón en novela', de la editorial Doce Robles. "Los aragoneses debemos conocer la Historia y a la sociedad siempre le llega mejor a través de la novela histórica, donde están los hechos duros y puros, pero también la dimensión humana de las personas que realizan los acontecimientos, lo que les permite involucrarse en ese momento y tener interés por conocer más lo ocurrido", ha considerado.

Con 'La tarde que ardió Zaragoza', Domingo Buesa recupera el callejero de la ciudad. Se pueden conocer los nombres antiguos de las calles, la mejora del entramado urbano, la creación de los paisajes, la llegada del empedrado, los árboles urbanos y los balcones.