Los trabajos han tenido una duración de dos meses y se han realizado en la propia sala de exposición con la finalidad de que los visitantes pudieran contemplarlos en tiempo real. El carro es un "fondo único", con un valor histórico "incalculable" y que, además, es "estéticamente majestuoso".
El Carro de Sanidad data de principios del siglo XX, participó en las campañas de Marruecos en 1920 y su origen fue la lucha contra las pandemias de aquella época.
Las restauradoras que han llevado a cabo los trabajos, Beatriz Doménech y Priscila Lehmann, han explicado que cuando comenzaron a investigar el origen del carro se dieron cuenta de que no se trataba de un carro de desinfección, sino de una estufa locomóvil de desinfección sanitaria. De este tipo existían dos diferentes variantes. Por un lado, las fijas, que estaban en hospitales, y las móviles, destinadas a hospitales de campaña.
Muchas de estas máquinas procedían de Francia, por lo que las investigadoras comenzaron a "abrir el panorama" y a contemplar la posibilidad de que fuera importado desde Francia. En concreto, según han puntualizado, esta pieza fue fabricada para los hospitales de campaña de la guerra de Marruecos. Posteriormente, pasó por diferentes centros y lugares en las que sufrió "modificaciones y alternaciones" hasta llegar a Paterna, donde se realizó una intervención en las ruedas con la finalidad de trasladar la pieza al Museo Militar en 1995.
Cuando el carro llegó a Paterna, las ruedas eran de automóvil. Sin embargo, en la intervención llevada a cabo ese año se colocaron las actuales, que aunque no son las originales "se asemejan" a las mismas.
Las investigadoras han explicado que encontraron el carro con "abundantes capas de barniz y suciedad, afectada por carcoma y humedad". Por ello, su intervención se ha centrado en la madera y en la eliminación de las gruesas capas principalmente en la caldera y la cámara de desinfección. Después, se ha procedido a la limpieza del metal y a la recuperación de unas inscripciones ocultas del año 1922 en la parte lateral y trasera del carro.
En la restauración no se han utilizado disolventes, debido a que los trabajos se han llevado a cabo en el mismo Museo Militar y ante el público, y no se han utilizado disolventes, por lo que el trabajo "ha sido más mecánico que químico", han subrayado Beatriz Doménech y Priscila Lehmann.
Asimismo, se ha aplicado una limpieza fisicoquímica de agua y alcohol en la pieza y un tratamiento para el ataque de carcoma sufrido en el museo. Posteriormente, se ha procedido a masillar las ruedas, ya que tenían numerosos orificios o "puntos débiles" para futuros ataques y se ha intervenido "puntualmente" en el metal dañado.
Por su parte, la catedrática y directora Cátedra Unesco del a UPV, Mª Victoria Ibancos, y José Vicente Grafía han resaltado el trabajo "tan exquisito y riguroso" llevado a cabo por las restauradoras y ha resaltado que fruto de la colaboración con el Museo Militar han podido descubrir una pieza "excepcional" que "desgraciadamente tiene que ver con la situación actual" y con el "soporte vital que el Ejército sigue haciendo a la sociedad".
El director del Museo Militar de València, el coronel Vicente León Zafra, y el director del Centro Cultural Militar, el coronel Montilla, han destacado el patrimonio de la herencia "sin parangón" que "hemos recibido en nuestro país de nuestros antepasados". "Tenemos una historia que no tiene apellido en el mundo", ha remarcado. En este sentido, ha puesto en valor el trabajo, cariño y buen hacer del Instituto de Restauración del Patrimonio.
Además, ha avanzado la realización de un informe como "segundo paso" para una futura intervención centrada en los metales del carro, una "pieza clave" del Museo.
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