Sabidos son los efectos beneficiosos de los animales. Y si no, que se lo digan a los mayores de una residencia de la localidad vallisoletana de Pozaldez.
La pandemia los obligó a prescindir de una perrita, Sena, que vivía con ellos. Su marcha los sumió en una profunda tristeza.
Tanto fue así, que los responsables del centro, con las medidas oportunas, han decidido que la perrita vuelva. Los ancianos están encantados con el regreso de Sena.
La llegada del coronavirus ha provocado un profundo aislamiento de las personas mayores, aun mayor si viven en una residencia.
Las visitas de sus familiares están muy limitadas y restringido el contacto físico, lo que genera una gran tristeza entre los más mayores.
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