Tres consejos básicos para proteger de las heladas a las plantas de jardín, balcón o terraza

  • Cuando el agua se congela bajo la superficie puede afectar de forma grave a las raíces.
  • Colocar un mantillo sobre la tierra es una opción idónea para retener la humedad y mantener el sustrato cálido.
El hielo es uno de los grandes enemigos de las plantas de exterior.
El hielo es uno de los grandes enemigos de las plantas de exterior.
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El hielo es uno de los grandes enemigos de las plantas de exterior.

Aunque el invierno todavía no ha comenzado oficialmente, las heladas ya han hecho acto de presencia en gran parte del país. Las bajas temperaturas y sobre todo el hielo son grandes enemigos de las plantas de exterior, tanto las de macetas como las plantadas en el suelo del jardín. Afecta a su aspecto exterior pero, sobre todo, al interior ya que las raíces pueden ser incapaces de absorber el agua necesaria.

¿Cómo podemos protegerlas de estas inclemencias? Estos son algunos consejos que pueden ayudar (y mucho) a paliar los efectos del mal tiempo:

Reducir al máximo el riego

Desde finales del verano conviene ir reduciendo progresivamente el riego de cara al invierno. ¿Por qué? Porque cuando llega la estación más fría del año el agua se congela bajo la superficie y puede afectar de forma grave a las raíces. Los expertos consideran, de hecho, que es mucho más perjudicial este efecto interno que las propias heladas externas que afectan a tallo y hojas. Además, debemos asegurarnos de que las macetas y las jardineras cuenten con un sistema de drenaje correcto para que no se estanque el agua.

Recubrir macetas y plantas

Tanto si las plantas están en maceta como en la tierra del jardín un remedio eficaz es el de cubrirlas. Si tenemos macetas podemos trasladarlas a un lugar cubierto tipo porche y/o cubrirlas con un plástico transparente sencillo o bien el de burbujas que suele utilizarse para embalar. Otras alternativas son la tela de arpillera o el papel de periódico. En este caso podemos agruparlas todas juntas en dos o tres filas (si es al lado de una pared orientada hacia el sur mucho mejor), colocar algún palo o estaca más alta que las plantas en los extremos y proceder a cubrirlas sin que la cubierta roce sus hojas como si se tratase de un invernadero pequeño.

Un efecto muy común de las heladas es que las macetas de cerámica, terracota o barro acaben por estallar o romperse cuando tras congelarse el agua se expande. Para evitar esto (y según el número de macetas que tengamos) podemos optar por meterlas dentro de otras macetas más grandes y poner en el espacio que queda entre ambas algún material que ayude a la planta a conservar el calor como puede ser la paja.

En el caso de las plantas que están en la tierra del jardín se pueden cubrir también con plástico utilizando como soporte unas estacas o incluso caballetes o sillas. Lo importante es evitar que la cubierta roce las plantas para no dañarlas. También es importante retirar esta cubierta durante las horas del día para que no se condense la humedad, evitar que se asfixien y para que reciban de la mejor forma los rayos de sol.

Si se prefiere, en el mercado existen también elementos algo más profesionales como los mantos y fundas de hibernación o los mini invernaderos desmontables. Estos mantos y fundas suelen fabricarse con materiales naturales y biodegradables utilizando tejidos ligeros y permeables al agua y al aire que al mismo tiempo dejan pasar la luz. De esta manera procuran calor a las plantas pero también evitan su deshidratación.

Los invernaderos serían la opción más adecuada para las plantas más delicadas, los semilleros o los plantones y las plantas jóvenes. Los hay de diversos tamaños por lo que podemos colocarlos incluso en un balcón o terraza y son fáciles de desmontar y guardar una vez pasados los meses más duros del año.

Crear una cubierta protectora

Aparte de todo lo anterior, los expertos en jardinería también recomiendan practicar lo que se conoce como mulching o acolchado, que no es otra cosa que colocar un mantillo sobre la tierra para proteger a las plantas. Entre los materiales más populares a la hora de ‘acolchar’ encontramos la paja, el heno, las hojas de pino, las cortezas, las hojas apiladas o algún compuesto artificial fabricado para este fin.

Por un lado, este mantillo ayuda a retener la humedad, y por otro, cuando las temperaturas son más bajas consigue que el sustrato permanezca más cálido y evita la temida congelación de las raíces. Lo ideal es que este mantillo tenga una altura de entre 5 y 10 centímetros.

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