Ravn X: el súper avión que funciona como un cohete espacial y puede poner en órbita satélites de hasta 500 kilos

Una vista frontal del Ravn X.
Una vista frontal del Ravn X.
Aevum
Una vista frontal del Ravn X.

En los últimos años, nuevas compañías espaciales salen como setas en otoño. Lo fascinante es que casi todas tienen algo diferente que aportar y son en su mayoría brillantes.

Una de estas prometedoras empresas es Aevum. De origen estadounidense, la compañía lleva varios años trabajando en secreto en un prototipo de avión muy especial cuyo objetivo es ser capaz de poner en órbita satélites. Comenzó su andadura en 2016, pero no se ha dado a conocer al público general hasta que no han tenido listo un prototipo funcional de su avión.

Ravn X tiene un diseño que deja atónito a quien lo ve: parece un caza de combate, por sus formas estilizadas, pero tiene un toque futurista que ya te hace pensar que es mucho más que eso.

Mide 24 metros de longitud y 18 de envergadura y tiene un peso en despegue de 25.000 kilos. Unas condiciones que no sorprenden dado que es un sistema de lanzamiento de primera fase.

Para entenderlo bien, este avión equivale a la primera fase de un cohete espacial y, por lo tanto, puede poner en órbita satélites -según la compañía incluso satélites de hasta 500 kilos de peso-. Es, por compararlo con algo más conocido, el equivalente de los famosos cohetes Falcon 9 de SpaceX, solo que en vez de ser un cohete, el Ravn X tiene forma de avión.

Es decir: no pone en órbita satélites por sí solo. Lo que hace es subir hasta una altura de 20 kilómetros para liberar un cohete de dos fases más que son las encargadas de poner la carga en órbita.

Puede que lo que más sorprenda es que es completamente autónomo y carece de cabina para los pilotos o sistemas de soporte vital.

Otro de los puntos más interesantes es que, para impulsarse, el avión cuenta con dos cohetes que se alimentan de combustible de aviación común y corriente. Esto es una ventaja a nivel operativo, ya que puede reaprovisionarse desde cualquier aeródromo del mundo y despegar desde pistas convencionales.

Esta innovación no sirve para poner cargas grandes o tripuladas en órbita, pero podría ser una solución muy interesante para abaratar el lanzamiento de satélites pequeños.

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