Consejos para dar la bienvenida en casa a un perro recién adoptado

Una mujer abraza a su perro.
Una mujer abraza a su perro.
©Gtresonline
Una mujer abraza a su perro.

Adoptar un perro puede convertirse en una de las experiencias más gratificantes de nuestra vida. Sin embargo, también va a requerir de una especial dedicación, sobre todo, en su primera etapa para que el nuevo miembro de la casa se adapte lo mejor posible.

No hay dos perros iguales y en el caso de los adoptados ocurre exactamente lo mismo. Aún habiendo pasado previamente por una experiencia similar de abandono o maltrato, los perros no tienen por qué reaccionar de la misma forma durante el periodo de adaptación ya que algunos de ellos se vuelven tímidos, asustadizos y escurridizos tras tras vivir ese trauma; y otros, agresivos o desconfiados.

Lo que sí es cierto es que todos ellos van a necesitar de un plazo más o menos amplio para amoldarse, y los humanos, a su vez, de grandes dosis de paciencia y cariño para ayudarles a dejar atrás posibles traumas, problemas de conducta o miedos. De hecho, aunque el perro no manifieste ningún problema a veces el verdadero carácter del animal puede manifestarse pasados unos días tras su llegada o, por el contrario, quizás los iniciales problemas de conducta sean solo el efecto del estrés de los primeros días y acaben por desaparecer conforme avance el tiempo.

Veamos a continuación algunos consejos que pueden ayudarnos a preparar su llegada y responder de manera óptima durante sus primeros días en casa:

¿Qué necesitamos?

Antes de que el perro adoptado, ya sea cachorro o adulto, llegue al domicilio conviene ser precavidos y contar ya en casa con ciertos elementos que van a ayudar mucho a que el perro se encuentre a gusto. Lo básico sería una cama, dos cuencos para la comida y bebida, un saco de pienso (lo recomendable es que durante los primeros días y hasta que vaya a su primera visita con el veterinario siga comiendo el mismo que en el albergue o refugio), un collar con chapa de identificación y correa para los paseos, bolsas para sus necesidades, cepillo para el pelo y cortauñas, un transportín llevarle a su consulta o de viaje, y algún juguete.

¿Cómo preparamos la casa?

Lo ideal sería acondicionar la casa antes de la llegada del perro para asegurarnos de esté lo mas a gusto posible. Si se trata de nuestra primera mascota habrá que reparar en ciertas cosas a las que quizás no hemos dado importancia anteriormente, por ejemplo: no dejar a su vista objetos ‘apetecibles’ como zapatos o zapatillas o cualquier otro elementos que consideremos podría morder, protegerle del acceso a la basura, productos de limpieza, electrodomésticos o cualquier cable y retirar las plantas que pueden ser tóxicas para ellos (enlace).

Habilitemos su zona de descanso, alejada de zonas de paso habitual y/o ruidosas, y aquella otra donde colocaremos sus recipientes para comer y beber.

Si deseamos que el perro no tenga acceso a determinadas zonas de la casa durante el periodo de adaptación podemos cerrar las puertas o bien instalar las mismas barreras de protección que se utilizan con los bebés y niños pequeños.

¿Qué debemos saber?

Si vivimos con mas personas conviene consensuar previamente con ellos qué normas deberá seguir el perro: habitaciones o estancias donde no puede entrar, horarios de paseo y comida, si le dejaremos subirse o no al sofá o a la cama... Es importante que todos los miembros del núcleo familiar tengan claro cómo actuar en cada situación para no confundir al animal con órdenes contradictorias.

Hay que intentar averiguar preguntando en el albergue, la protectora o a su actual cuidador todo lo que podamos sobre el pasado de nuestro nuevo amigo: experiencias previas que ha vivido, de dónde proviene, si fue maltratado o abandonado, cómo es su carácter, si es sociable... Por supuesto, también debemos informarles a ellos sobre nuestro estilo de vida: personas con las que convivimos, si tenemos otras mascotas, si hay niños en casa... para que nos asesoren sobre la mejor manera para que el perro se adapte a ellos.

Salvo que haya una causa de fuerza mayor, los primeros días del perro adoptado en casa deberíamos evitar cualquier visita al veterinario o la peluquería canina. Pueden ser experiencias traumáticas que sumen más estrés al que probablemente pasen durante el periodo de adaptación.

Si fuese posible es recomendable cogerse algunos días libres en el trabajo para poder estar con el animal el mayor tiempo tras su llegada o bien contar con la ayuda de algún otro miembro de la familia o persona de confianza para supervisar su cuidado.

Además, habría que evitar las visitas a casa para que el recién llegado esté lo mas tranquilo durante las primeras semanas así como llevarlo a otros domicilios de amigos y familiares para hacer las presentaciones. Por muy contentos que estemos con la adopción, no es el mejor momento para agobiarle saturándole con diferentes ambientes y demasiada presencia humana.

Llegada a casa

Los expertos recomiendan hacer un paseo corto antes de entrar en la casa por los alrededores del domicilio. Esto puede ayudarle a llegar más relajado después del viaje y, de paso, a sus necesidades. Si hay otras mascotas o niños en casa convendría hacer las presentaciones en un espacio abierto fuera de la vivienda tipo parque y de uno en uno.

En el caso de tener otras mascotas, sería de gran ayuda sacarles a dar un paseo o bien pasarlas a una habitación cerrada (en el caso de los gatos) para que el nuevo perro pueda explorar con mayor tranquilidad su nuevo hogar.

Dentro de casa hay que dejarle suelto y animarle a que recorra los distintos espacios y se familiarice con ellos.

Los primeros días

Sobre todo se recomienda proporcionarle al animal durante sus primeros días en el hogar un ambiente relajado para que pueda adaptarse de la manera sencilla a su nueva vida. Hay que dejarle espacio para que se mueva por la casa y vaya cogiendo confianza y descubriendo sus rincones, no atosigarle con demasiadas atenciones, dejar que sea él quién decida que ratos quiere pasar a nuestro lado, ser pacientes, evitar gritos y castigos para no asustarles e interferir en su adaptación (el adiestramiento el algo que abordaremos con él pasado este periodo) y explicarle a los mas pequeños de la casa que no deben ser excesivamente pesados, no abrazar y besar de momento, y cómo acariciarle.

Los paseos también son fundamentales. Los primeros días deberíamos hacer, al menos, unos cuatro paseos cortos de unos 20 o 25 minutos. Con ello conseguiremos que se libere de estrés, que se vaya habituando a hacer sus necesidades, que reciba nuevos estímulos, que aprenda a orientarse en su nuevo entorno y que disfrute de una actividad que casi con toda seguridad no tenía en el refugio.

Esas primeras semanas evitemos soltar al perro en lugares abiertos hasta no estar seguros de va a acudir a nuestra llamada y para prevenir que se desoriente o salga huyendo por miedo ante cualquier situación. Es muy frecuente que los perros se pierdan durante los primeros días tras la adopción.

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