Lechazo, un manjar para triunfar en el menú de la atípica Navidad que llega

Lechazo Asado
Lechazo, manteca de cerdo, sal, agua... y al horno.
EUROPA PRESS - Archivo
Lechazo Asado

En las comidas y cenas de estas Navidades tan atípicas muchos repetirán su apuesta por el horno. Ya sea para pescados, aves de corral o carnes es un procedimiento perfecto para una celebración y su resultado sabroso y churruscadito.

Dentro de estas últimas, uno de los grandes productos que salen del horno transformado en manjar es el lechazo. Junto al cochinillo asado, es uno de los platos más representativos de la gastronomía de la Castilla del norte. De hecho, se prepara, dicen las crónicas, desde la llegada de los romanos a las tierras de Hispania.

Es importante tener claro que no es lo mismo lechazo que cordero. Una de las principales diferencias es el tiempo de vida del animal. Cuando se sirve en la mesa, el cordero puede tener hasta un máximo de un año de vida y su peso superar los 25 kilos.

En cambio, en ese mismo punto, el lechazo solamente tiene aproximadamente un mes y su peso ronda entre los 10-12 kilos vivo. Es lo que en la Cuenca del Duero llaman cordero lechal. Los lechazos de I.G.P. de Castilla y León, proceden exclusivamente de las razas: Churra, Castellana y Ojalada.

El acompañamiento ideal es una ensalada de lechuga y cebolla con un buen vinagre

Su corta vida determina su alimentación y finalmente su sabor. Los lechazos son alimentados exclusivamente con leche materna; nada más. En cambio, los corderos cuando superan la etapa de lactancia empiezan a consumir gradualmente pienso, forraje, heno, cebada, mijo y también trigo.

Cómo hacer lechazo asado al horno

Prepararlo es fácil. Sólo hace falta un cuarto de lechazo, manteca de cerdo, sal y agua. El resto lo hará el horno. El tipo de horno que usemos será fundamental para el resultado final.

Paletilla De Lechazo Del Grupo Cárnico Magnus
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MAGNUS

Ponemos el cuarto de lechazo previamente sazonado y untado con manteca en un plato de barro de tal manera que la parte interna del mismo quede hacia arriba, y la piel hacia abajo. Se puede poner algo debajo para que no esté en contacto con el caldo, un plato de postre o una tablilla, para que no se moje demasiado cuando le añadamos agua, para que no se quede seco en ningún momento, pero sin que ésta sea demasiado y pueda cocerse el lechazo.

​Está en su punto cuando la carne se separa del hueso fácilmente pero conservando aún todo su jugo

Precalentamos el horno previamente a 180º y metemos durante una hora. Transcurrido este tiempo, damos la vuelta al lechazo y lo dejamos por el lado de la piel aproximadamente unos 45–50 minutos más en el horno hasta conseguir el punto deseado de cocción. Queremos que la piel coja un aspecto dorado y crujiente, cuidando de que no se quede sin agua en el fondo en ningún momento. La segunda etapa puede ser un poco más larga dependiendo del tamaño del lechazo empleado para esta receta.

El lechazo está en su punto idóneo de cocción cuando al comerlo la carne se separa del hueso muy fácilmente pero conservando aún todo su jugo. El acompañamiento ideal es una ensalada sencilla de lechuga y cebolla aderezada con un buen vinagre.

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