El metro de Roma no deja de dar disgustos a los romanos

  • Muchos se ven obligados a tomar autobuses  en los que es imposible mantener la distancia de seguridad del Covid-19
Recuperar la normalidad. Pasajeros esperan en el andén de la estación Vittorio Emanuele del metro de Roma, donde dos trenes chocaron el pasado martes 17 de octubre.
Metro de Roma (Italia).
Claudio Peri / EFE
Recuperar la normalidad. Pasajeros esperan en el andén de la estación Vittorio Emanuele del metro de Roma, donde dos trenes chocaron el pasado martes 17 de octubre.

El metro de Roma no deja de dar disgustos a los romanos con numerosos cierres temporales por distintos motivos que dejan a los ciudadanos a merced de autobuses de sustitución atestados, en los que es imposible mantener la distancia de seguridad que exigen las medidas sanitarias frente la pandemia de Covid-19.

Los retrasos y los problemas técnicos en el transporte público de la ciudad han provocado insatisfacción entre los vecinos de la capital. Y es que, esta semana empezaba con un problema en la línea C del metro, la más moderna y en la que los trenes no necesitan conductor, que se vio interrumpida durante cinco horas desde poco después de su apertura pasadas las cinco de la mañana.

La falta de personal ha sido el principal motivo, ya que la misma mañana en la que se produjeron los fallos, seis trabajadores de la línea presentaron justificantes de baja por enfermedad, suya o de sus hijos.

El Ayuntamiento ha abierto una investigación sobre los hechos, bautizados por los medios como una "huelga encubierta".

El martes fue el turno de la línea B, de la que un tramo permaneció cerrado dos horas por un fallo técnico, que se suma a la lista de problemas del suburbano en Roma, y que ya el año pasado cerraba sus estaciones más céntricas, las de "Repubblica", "Barberini" y "Spagna", ante los innumerables problemas con sus escaleras mecánicas.

Los cierres del metro no podían llegar en un peor momento que el de la pandemia de coronavirus, pues muchos viajeros se ven obligados a tomar autobuses de refuerzo en los que no se controla el aforo. Con estos eventos no es sorprendente que los romanos desprecien el transporte público, tal y como se muestra en el estudio "Calidad de vida en las ciudades europeas", realizado por la Comisión Europea. 

Los resultados del mismo verifican que entre 83 ciudades del continente, los de Roma ocupan el último lugar entre las capitales, y solo un 26 % se dice satisfecho con el transporte público.

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