Jessica Mulroney, la examiga de Meghan Markle acusada de racismo, habla por primera vez

Meghan Markle, el pasado 7 de enero en Londres.
Meghan Markle.
GTRES
Meghan Markle, el pasado 7 de enero en Londres.

Para entender de dónde procede toda esta historia hay que remontarse varios años atrás. Lo primero es saber que, desde que es duquesa de Sussex, varios de sus amigos han notado algún distanciamiento por su parte, pero es el caso de Jessica Mulroney el más flagrante en el historial de Meghan Markle.

Se conocieron en Canadá, mientras la actual productora y filántropa rodaba la serie Suits, y se convirtieron en íntimas. Tan inseparables eran que las tres hijas de la estilista (a ello se dedica Mulroney) fueron pajes en la boda real entre Meghan y el príncipe Harry y a ella dejaron al cargo a Archie en una de la últimas visitas del matrimonio a Reino Unido.

A mediados de este mismo año comenzó la tragedia. Fue con una publicación de la influencer afroamericana Sasha Exeter. Esta, también canadiense, subió a sus redes un post en contra de los abusos raciales en el país vecino, Estados Unidos. La propia Mulroney le dio a like en dicho post.

Sin embargo, la estilista entendió que ciertos comentarios de Exeter eran personales y le escribió un mensaje privado con tono beligerante que la influencer no dudó a la hora de hacer públicos, añadiendo su molestia porque fuera precisamente Mulroney quien le escribía, siendo esta tan cercana a alguien racializado como Meghan Markle.

A pesar de las disculpas que realizó Mulroney, lo cierto es que sus mensajes a Exeter continuaron, dando a entender en algunas conversaciones que había hablado "con personas y empresas sobre la forma en que la estaba tratando" en un tono que describieron algunos medios como amenazantes. Pronto llegarían las consecuencias.

Estas no fueron otras que la acusación de racismo por parte de las redes sociales y la pérdida de diversos trabajos, como la cancelación del programa de la televisión canadiense I do, redo, que ella presentaba en CTV y donde ayudaba a diversas parejas a tener su boda deseada o el magacín Cityline, que anunció vía Twitter que Mulroney no haría  ninguna colaboración más. También fue despedida de la empresa Hudson´s Bay, donde actuaba como relaciones públicas.

"Meghan dijo que las personas se reflejan en sus amigos y que, debido a lo que está en juego, ya no puede ser asociada con Jessica, o al menos no públicamente. Debe hacer lo que tiene que hacer para preservar su dignidad y su propia reputación", explicó al Daily Mail una fuente cercana sobre la decisión de Meghan de distanciarse de su amiga, dado que le dolía profundamente su forma de manejar la situación con Exeter, a pesar de que creía que Jessica no era racista.

Varios meses en los que la estilista no ha hablado... hasta ahora. En unas palabras a Page Six, Jessica Mulroney ha explicado que todavía siente "mucha vergüenza" y que tiene la sensación de que el mundo tiene "el peor concepto" de ella.

"Me costó mucho lidiar con el hecho de que un canal como CTV, así como otras empresas con las que he estado trabajando durante tantos años, y hasta periodistas -algunos de ellos amigos míos-, hablaran con extraordinaria autoridad sobre lo que creían que estaba sucediendo sin ni siquiera ponerse en contacto conmigo. Creo que eso fue lo que más me dolió", ha dado a conocer.

El citado medio también ha hablado con personas cercanas a Jessica, asegurando que "siempre ha estado lidiando mucho con la ansiedad desde los 12 años" y que por eso le habían recetado fuertes antidepresivos. "La ansiedad se convirtió en depresión severa y pensamientos suicidas", ha revelado una fuente anónima, que ha explicado que, cuando peor lo pasó, su madre fue a cuidarla.

"Jess no podía hablar sin echarse a llorar. Para ella, los medicamentos habían perdido su efecto y no quería hablar con nadie. Apenas si respondía a un mensaje de texto", ha puntualizado una amiga. Algo que su propio esposo, Ben, también ha confirmado, con escenas de verdadero pavor: "Una vez me desperté y Jess no estaba en la cama. Pensé en lo peor".

Una amiga en común tanto de Jessica como de Meghan ha dicho, eso sí, que la duquesa se sigue preocupando por su amiga y que siempre la querrá, lo que ha afectado positivamente a la estilista, que ha conseguido reducir el número de pastillas y que se está centrando en su trabajo (en una organización de carácter benéfico que ha creado para ayudar a profesores y alumnos proveyéndolos del material necesario para el aprendizaje) y su familia. "Sé que tengo una vida preciosa", ha comentado, "y he de aprender de toda esta situación. No soy racista. Solo quiero seguir adelante".

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