El portavoz de la Alianza, James Appathurai, aseguró que "la investigación ha comenzado, tanto a nivel militar como civil", y que el secretario general, Jaap de Hoop Scheffer, "está absolutamente determinado a buscar hasta debajo de las piedras" a los responsables de que el documento se haya desvelado.
La polémica surgió el pasado jueves, cuando el periódico alemán Der Spiegel publicó un informe clasificado en el que un general estadounidense y otro alemán de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) rechazan la "orientación" de atacar directamente a los narcotraficantes, por ir en contra de sus principios y de las normas en conflictos armados.
Esa directriz les había sido trasmitida por el comandante supremo aliado, John Craddock, que a su vez, según la OTAN, daba cauce a una decisión de los ministros de Defensa en Budapest en octubre pasado.
Ahora Craddock "ha adoptado el consejo de los dos generales", explicó este miércoles Appathurai, quien ha insistido en que se trataba de un intercambio de puntos de vista antes de adoptar una estrategia.
"Lo que es absolutamente inaceptable es filtrar a la prensa documentos en una fase en la que decisiones de esta importancia no han sido tomada", dijo el portavoz.
Por ello, aseguró que "esta investigación proseguirá hasta el final", y recordó que cualquier trabajador de la OTAN, civil o militar, se compromete por escrito a mantener la confidencialidad de la información que pasa por sus manos.
La sanción al culpable conlleva, al menos, la expulsión de la organización, según fuentes aliadas.
En la carta del general estadounidense David McKiernan y de su colega alemán Egon Ramm se desvela que la OTAN se planteaba "atacar directamente a los productores de droga y sus instalaciones en todo Afganistán, aun sin encontrar pruebas o evidencias de que cada traficante de drogas o instalación de narcóticos en Afganistán cumple los criterios para ser un objetivo militar".
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