Redes sociales: cuando la felicidad pasó a depender de un ‘like’

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redes sociales se han convertido en la forma que tienen de validarse muchas personas, especialmente los más jóvenes, intentando encajar todo lo que pueden en el canon de belleza para sentirse mejor.
PEXELS/Julia M. Cameron
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Hace 20 años la televisión ya permitía que apareciesen las que se podrían considerar las primeras influencers: Paris Hilton y Nicole Richie. Absolutamente todo lo que hacían acababa siendo tendencia, y el culto a la delgadez imperante persistía en los famosos desfiles de Victoria’s Secret y la gran fama que aún mantenía Kate Moss

Con la aparición de Kim Kardashian en 2010 como influencer por excelencia, se instauró un nuevo canon, con cuerpos de proporciones exageradas. Estas nuevas medidas eran casi imposibles de conseguir, por lo que entraban en escena las múltiples cirugías plásticas y el Photoshop.

 Hoy día los filtros que transforman los rasgos faciales ya no extrañan a nadie y muchas personas, insatisfechas porque no pueden tener esas facciones en la vida real, comienzan a acudir a los cirujanos. "Hacen muchísimo daño, sobre todo porque el día que dejes de usar ese filtro o esa app, dejarás de verte guapa, y no puede ser", opina Patricia Agüero @patriciasinprisa, influencer e ilustradora.

La obligación por mostrarse perfectos ha crecido exponencialmente con la llegada y auge de las redes sociales y los expertos en psicología llevan tiempo alertando del peligro de este espejismo. Como nos afecta a cada uno "depende de la personalidad, madurez y estado anímico de cada persona. No es lo mismo un adolescente con poco nivel madurativo que un adulto en un momento estable que sepa gestionar de forma saludable todo este tipo de imágenes y mensajes que nos enseñan todo el rato perfección", señala la psicóloga Sonia Diéguez, miembro del equipo de Psycast y profesora del CES Cardenal Cisneros de Madrid.

"Tantas personas observándote genera inseguridades, y buscas mostrar siempre la mejor versión de ti misma"

Porque las consecuencias son todavía peores entre los jóvenes; según un estudio de la Real Sociedad de Salud Pública de Reino Unido realizado en 2017, Instagram es la red que tiene un efecto más negativo. "Tantas personas observándote genera inseguridades, y buscas mostrar siempre la mejor versión de ti misma. Sientes que no tienes mucho margen de error, que se pueden fijar en cualquier mínimo fallo, y puede llegar a agobiar, sobre todo a los adolescentes", asegura Patricia.

 La manera de protegernos de esta sobreexposición pasa, según Diéguez, por elegir bien los tiempos y los espacios que dedicamos a las redes sociales tanto en adultos como en adolescentes y niños: "Estamos obligados a educar digitalmente a nuestros hijos porque las redes sociales forman parte de su mundo. No sirve de nada alejarles de ellas".

El movimiento 'body positive'

No todo está perdido en Instagram y cada vez más influencers como Patricia Agüero buscan darle la vuelta a la tortilla y convertir esa red social en un espacio de aprendizaje del amor propio. Aparece en escena el body positive, que cree de que todos los seres humanos deben tener una imagen corporal positiva.

"@saggysara @rianne.meijer @danaemercer o ilustradoras como @modernadepueblo o @marta.piedra hacen un excelente trabajo para dar visibilidad a los complejos, inseguridades y mostrarnos la realidad de una forma natural, sobre todo con humor, que es algo que me encanta y me parece imprescindible. No tenemos que tomarnos todo tan en serio y tenemos que saber reírnos, y si es de nuestra celulitis o nuestra tripa, mejor que mejor", explica Patricia. 

Internet está comenzando una nueva senda en la que los defectos que no hacen que nos ajustemos al cuerpo perfecto no tienen cabida.

Body positive
@PatriciaSinPrisa
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