"No podemos vivir solo de la gente del pueblo", los restauradores piden acabar con el cierre municipal de fin de semana

  • Restaurantes catalanes critican la gestión del Govern y califican de "insuficientes" las medidas de reapertura.
  • En Girona, el 40% no abrirá hasta que se levanten las restricciones durante los fines de semana.
La entrada del restaurante Els Roures, en Castellar del Riu (Berguedà), cerrado al público.
La entrada del restaurante Els Roures, en Castellar del Riu (Berguedà), cerrado al público.

ACN / Gemma Aleman
La entrada del restaurante Els Roures, en Castellar del Riu (Berguedà), cerrado al público.

Los restaurantes de pequeños pueblos de la Cataluña Central no han recibido bien las medidas aprobadas por el Govern de la Generalitat para la reapertura de la restauración, y es que las consideran "insuficientes".

Los restauradores sostienen que mientras se mantenga el confinamiento municipal de los fines de semana no les sale a cuenta tener la persiana subida.

"No podemos vivir solo de la gente que vive en el pueblo", asegura Isaac Monzó, responsable de Cal Trumfo en la Torre d'Oristà (Osona), quien explica que aún no va a abrir sus puertas. En este pequeño pueblo viven apenas 600 personas y el negocio de Monzó sale adelante gracias a los fines de semana pero, a día de hoy, aún no se permite a la gente salir de sus municipios de residencia

Ante este escenario, el dueño del local optará por esperar. Si la evolución de la pandemia es favorable y las cifras son buenas, el confinamiento del fin de semana pasará a ser comarcal, por lo que "sí que le saldría más a cuenta" abrir el establecimiento. "¿Qué tengo que esperar, a que todo el pueblo venga a hacer cada comida?", se pregunta mientras sostiene que "nos están dejando morir".

El responsable del restaurante Cal Trumfo, Isaac Monzó, en su establecimiento.
El responsable del restaurante Cal Trumfo, Isaac Monzó, no abrirá su local hasta, como mínimo, el 8 de diciembre.
ACN / Gemma Aleman

En Mura (Bages), el responsable del restaurante Cal Carter, Jordi Perich, también afirma que le está perjudicando que se mantenga el cierre municipal. En un pueblo en el que residen 250 habitantes, reconoce que "si no puede venir la gente del Vallès i del Bages, no tenemos posibilidad de hacer nada"

En la misma situación se encuentra Remei Escolies, propietaria del restaurante Els Roures de Castellar del Riu (Berguedà). Tampoco ha abierto ni ha levantado el ERTE a los trabajadores este lunes pasado. "Si dejaran subir a la gente de Manresa y cercanías sería otra cosa", dice, reconociendo que de momento "esperará".

"Llegaremos al invierno ya muertos", (Isaac Monzó, responsable del restaurante Cal Trumfo)

Desde la Asociación de Hostelería y Turismo del Berguedà, Jordi Badia reconoce que hay malestar entre los restauradores de los pueblos más pequeños y también cree que debería abrirse ya "un poco la movilidad, aunque fuera en la Cataluña Central". Badia, responsable de la Cabana de Berga, sí que abrió el lunes, pero solo "para hacer hervir la olla y que las máquinas no se estropeen".

Situación límite

Los restauradores reconocen estar "al límite" y critican la gestión que está llevando a cabo el Govern. Según datos aportados por la Federación de Hostelería de las Comarcas de Girona, de los cerca de 5.500 establecimientos que hay en la provincia, han reabierto el 60% de ellos. El 40% restante esperarán a que se levanten las restricciones durante los fines de semana: "No sale a cuenta porque no hay suficiente demanda como para poder cubrir los gastos y a la vez tener clientes".

A su vez, también han remarcado que es "muy importante" que haya movilidad y que en la segunda fase se alargue el horario del servicio de cenas, como mínimo, hasta las once de la noche.

La Federación de Hostelería de Lleida coincide en que esta es una situación "límite" y su secretario general, Ramon Solsona, reconoce que, aunque ya van notando que la restauración se va abriendo poco a poco, también hay muchos propietarios que se están debatiendo entre si abrir o no. Los que están levantando la persiana, asegura Solsona, lo hacen "bajo la responsabilidad de que el pueblo tenga un núcleo" porque, ahora mismo, solo viven de la "gente que viaja y pasa de camino". 

El 60% de los bares y restaurantes de la provincia de Girona ya han vuelto a reabrir, mientras que el resto espera a que se levanten las restricciones de movilidad.

Época clave para el sector

El cierre de la restauración ha venido en época de setas, un momento de temporada alta para el sector en la Cataluña Central. "Llegaremos al invierno ya muertos", augura el responsable de Cal Trumfo, una opinión a la que se suma Escolies, propietaria de Els Roures, que recuerda que llevan casi seis meses de cierre acumulados desde que estalló la crisis sanitaria. Aunque reconoce que "la restauración no es un sector esencial", lamenta la situación porque "detrás nuestro hay muchos productores locales que se han quedado sin el que era su cliente principal".

La responsable del restaurante Els Roures, Remei Escolies, en su establecimiento.
La responsable del restaurante Els Roures, Remei Escolies, en su establecimiento.

ACN / Gemma Aleman

Medidas "insuficientes"

Dejando de lado las restricciones de movilidad, los restaurantes de estos pequeños pueblos también critican que las medidas actuales se quedan cortas. "Cualquier persona que calcule lo que es un 30% de aforo en el interior, vería que no es nada rentable levantar un ERTE", dice Monzó. 

Otra de las medidas con la que tampoco están de acuerdo es la alternativa de abrir terrazas para reducir el aforo interior, una decisión que, según los restauradores, es "absurda" para aquellas zonas situadas a mayor altitud y donde hace más frío. "Hay que ser suicida para querer comer en la calle", afirma el responsable de Cal Carter. 

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