Colectivo Subcity: en defensa de las necesidades urbanas

'Pixing'
'Pixing'
Óscar Ferrer
'Pixing'

Imagina una noche cualquiera en Barcelona a partir de las tres y media de la madrugada. Estás en la calle, y los bares están cerrados por ley a esa hora. De repente, sucede: tienes la vejiga a punto de explotar. ¿Qué haces? Si eres chico, buscas un rincón o un árbol y cambias el agua al canario sin más. Pero, ¡ay!, si eres mujer, todo se complica. «Hacer pis en la calle, además de estar desaprobado por las autoridades, está doblemente prohibido para las mujeres —dice el colectivo de intervención pública Subcity—. ¿Por qué los hombres lo hacen tan orgullosamente mientras que para nosotras es un símbolo de vergüenza?».

 

Barcelona es una ciudad escaparate, bonita y cara, pero sin un puñetero lavabo público donde se pueda «orinar decentemente». Subcity, este grupo de crítica urbana que prefiere permanecer en el anonimato, decidió poner solución a este tema con su primera iniciativa, el Pixing. Incitaban a las mujeres a orinar en la calle para «combatir el sexismo imperante y criticar la absurda ley del civismo que castiga sin ofrecer ninguna solución». El nombre de Pixing es una combinación entre el vulgar pixar (mear en catalán) y el sufijo de Bicing (sistema de transporte público en bicicleta de Barcelona). «El Bicing es un recorrido con diferentes estaciones, y el Pixing es lo mismo, un itinerario con distintos puntos para orinar en la calle».

 

Los de Subcity iniciaron la acción con un blog y a la vez realizaban intervencionismo urbano señalando los puntos Pixing, hacían performances y repartían flyers. El Pixing no fue entendido por todos y desató cierta polémica en los medios. Se les acusó de mal feministas y de guarros, entre otras cosas. Ellos defienden que «Pixing es una combinación de realidad e ironía» para reivindicar la falta de baños públicos, que afecta más a las mujeres.

 

Del amarillo al verde

 

Después de trabajar duro con Pixing, Subcity da sus objetivos por cumplidos y, para demostrar que no solamente les va lo escatológico, señalan otro punto flaco de su ciudad (y de la mayoría de ciudades víctimas de la privatización): los espacios verdes. Su nuevo proyecto, Revolución natural, se suma a los grupos de Guerrilla Gardening de todo el mundo para reclamar que «las zonas verdes son un derecho».

 

Tendremos que esperar a verlo para saber quién tenía razón, si los que dijeron que Subcity sólo quiere escandalizar o los que vieron en ellos un verdadero fenómeno post-it city.

 

www.bcnsubcity.blogspot.com

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