Andrés Trapiello: "Madrid es una ciudad que se encoge de hombros como nadie"

  • El escritor ha publicado 'Madrid', un exquisito volumen que mezcla historia, vivencias, curiosidades y datos sobre la capital.
El escritor Andrés Trapiello, por las calles de Madrid.
El escritor Andrés Trapiello, por las calles de Madrid.
ISABEL PERMUY
El escritor Andrés Trapiello, por las calles de Madrid.

Hay gente que entra en Madrid y gente en la que Madrid entra. El escritor Andrés Trapiello es testimonio de ambos casos. Llegó desde León una mañana fea y lluviosa de 1975. Desde el 78 vive en el mismo barrio (Chueca), "en la misma calle y en la misma casa", según reza el libro.

Ahora, todos esos años viviendo una ciudad que ha estudiado a fondo se han materializado en Madrid, un libro imprescindible para propios y extraños, si es que estos últimos existen, tratándose de la hospitalaria capital. En la obra hay historia, vivencias, curiosidades, lugares, calles, música, literatura... es Madrid, pintada en el espacio y en el tiempo por Andrés Trapiello.

Portada de 'Madrid', de Andrés Trapiello.

'madrid'

  • Autor: Andrés Trapiello
Editorial:  Destino, 2020
​554 páginas. 24€

¿Los madrileños son como los de Bilbao, que nacen donde les da la gana? Es una cosa bonita que tiene Bilbao. Lo mejor que tiene Madrid es que es una ciudad que desde el primer momento, desde esa fecha tan problemática que fue 1561 cuando Felipe II decide trasladar la corte a Madrid, se ha hecho siempre de aluviones, de migraciones, de oleadas de gentes y por tanto es una ciudad que está hecha de emigrantes y de gente de fuera.

¿Se puede tener 'doble nacionalidad' con Madrid? Los que hemos nacido en otras partes sumamos a nuestra condición nativa el que además seamos madrileños sin negar nuestra condición de origen y ésto lo percibimos todos los que vivimos aquí, tanto si has nacido en otra parte como si has nacido en Madrid y eres propiamente gato. Es una ciudad hecha de todas las ciudades españolas. Así que desde el primer momento la ciudad tiene algo muy simpático, que el sentido de no pertenencia a un terruño hace que Madrid sea una ciudad de sumas, no de restas, al contrario que otros territorios españoles, sin ir más lejos.

¿Como cuáles? En Cataluña o el País Vasco los nacionalistas necesitan restar para cristalizar. Necesitan echar a la mitad de su población o extranjerizarles. Aquí es al contrario, Madrid es una ciudad que necesita sumar para llegar a ser.

"La memoria de un joven, en unas circunstancias tan especiales, se graba"

¿Madrid es un libro para madrileños? Es un libro para madrileños, pero sobre todo es un libro de literatura, así que está escrito con el propósito de que lo pueda leer desde un finlandés a un neocelandés. En cierto modo cuando yo he leído libros de ciudades no me hace falta conocerlas para leerlas. Este era un modelo literario que yo tenía en la cabeza: las ciudades no son de los que viven en ellas, sino de quienes las leen. Así que este libro es para que incluso los que saben mucho de Madrid encuentren cosas que desconocían, pues nadie lo sabe todo de todo y que los que no conocen la ciudad tengan una idea de Madrid. E incluso que aquellos que no están interesados en Madrid acaben interesándose por la vida que cuenta esta ciudad.

¿Es una novela, un libro de historia, biografía? Este es un libro que son muchas cosas, es la historia, pero también es mi vida en Madrid y Madrid en mi vida, es una guía, es un desvelamiento de partes menos conocidas, son fotografías y mil retales que van al final de libro y que no quería dejar fuera. Es un puzzle que se va armando como una novela.

Hace más de 45 años que llegó a Madrid, ¿tiene buena memoria o lo anota todo? Es que la memoria de un joven, en unas circunstancias tan especiales, se graba. Yo tengo muy mala memoria, pero de las cosas que son decisivas no te olvidas. De niño me admiraba muchísimo que mi padre, que no tenía buena memoria, para todo lo que le aconteció en la Guerra Civil se acordaba día por día. "Tal día estábamos en tal pueblo"… y te repasaba todos los datos hasta los más mínimos.

Hay cosas que no se olvidan... La memoria en circunstancias especiales, sometida la vida a una tensión sobrehumana, es más indeleble. Si tienes miedo o circunstancias adversas, no se te olvida.

¿Y eso le pasó a usted? Mi memoria de los primeros meses de Madrid es vivísima. Luego se va desliendo y se va afinando. De hecho, en parte yo llevo unos diarios, que se publicaron en forma de novela en Salón de pasos perdidos y son miles de páginas y que uso para recordar lo que voy viviendo porque lo voy olvidando todo, pero los primeros meses en Madrid los recuerdo casi día por día, porque fue una experiencia... no traumática, pero a momentos dolorosa y sobre todo sorprendente.

"Hay algo que caracteriza al hombre, que es la libertad y eso es precisamente la negación del destino"

¿Cree en el destino, estaba hecho para Madrid? No, no creo en el destino. Sabemos que ocurren las cosas, pero no creo que ocurran por una razón oculta. Destino es lo que hace el hombre después de que las cosas hayan ocurrido, que es buscarle a las cosas un sentido. El destino es el sentido que nosotros le damos al azar, la forma en la que la ordenamos, es sólo una construcción mental.

Es inherente al ser humano, ¿no? Hay algo que caracteriza al hombre, que es la libertad y eso es precisamente la negación del destino.

Vendió libros por la calle en su primera época en Madrid. ¿Qué aprendió abordando a desconocidos? Yo aprendí a superar la vergüenza. La lección que aprendes de eso es que la gente en general está mucho más dispuesta a escuchar de lo que podría parecer. Tu misma extrañeza se traslada al otro, están a la expectativa de lo que pase y eso a veces se materializa en forma de vendedor ambulante. Tú puedes vender por la calle un libro y puedes pensar que eres la parte débil de la realidad, pero no es así: abordas a alguien y ese alguien te acoge sin esperarlo y de ahí puede salir cualquier cosa, a veces experiencias no demasiado gratas y otras que sí lo fueron.

¿La gente que se cruza usted acaba saliendo en sus libros? Yo voy con un espejo y lo pongo al lado del camino, como decía Stendhal, pero no voy con una cámara de vídeo ni con una grabadora haciendo que todo lo que veo acabe escrito.

Usted sale en el libro, ¿es más libre un personaje de ficción que un personaje real? Hay un principio en la literatura: el autor de una novela tiene en sus manos todos los hilos de la obra, pero no debe olvidar que los personajes que crea tienen su propia determinación y su propia libertad. Esto es muy misterioso, pero ocurre.

¿Y cómo resume para un libro como este? Mis libros son un filtro, como es lógico. Uno elige y escoge y en ese decidir qué cosas entran y no es en lo que está el sentido que damos a un libro. De los 9 siglos de Madrid era imposible que entrara todo, pero he elegido aquellas historias, aquellas vivencias o recuerdos que sumados dan una visión de Madrid.

¿Qué visión es esa? ¿Qué nos enseña? Que Madrid es una ciudad muy luminosa, poco pretenciosa y de unos personajes y vecinos habituados a sufrir, bastante estoicos y que no se sorprenden de nada. Madrid es una ciudad que se encoge de hombros como nadie y que está habituada a ser testigo de hechos muy relevantes. La ciudad es la capital del reino, de la república, del Estado y de España. Y eso la lleva a ser la capital de la política, las finanzas, la cultura, el deporte… la capital de lo que quieras. El madrileño es testigo de todo eso, unas veces para bien y otras para mal.

"El chotis no identifica en absoluto a Madrid, es como quien dice de antes de ayer"

¿Es brillante por la mezcolanza? ¿Mezclarse es bueno? Mezclarse es muy bueno. Lo que define a Madrid es la mezcla. Es un cóctel al que le eches lo que le eches acaba siendo armónico. En su origen los cristianos se mezclaron con los moros, luego los cristianos ricos vivieron mezclados con los pobres y los comuneros con los imperiales, los románticos con los neoclásicos o reaccionarios, los carlistas con los liberales, los jóvenes con los viejos…

¿Ocurría también con las clases sociales? En Madrid en el siglo XVII en la misma calle podía haber tres palacios de la nobleza, casas de alquiler para funcionarios, dos o tres casas de juego o de citas y siete o diez comercios, tabernas… y toda esa humanidad compartía la calle con la mayor donosura y sin llevarse las manos a la cabeza. El noble no sólo saludaba al menestral, que vivía portal con portal a menudo y a veces incluso en el mismo portal, distribuidos por pisos, compartiendo escalera y patio. Eso configura algo especial que no encontramos por ejemplo en Londres o en ciudades más clasistas.

En Madrid hay más academias de flamenco que de chotis, ¿ha pagado la ciudad un peaje cultural por esa hospitalidad? Para empezar el chotis no identifica en absoluto a Madrid, es como quien dice de antes de ayer. Tiene pocos años más que la Ikurriña, por ejemplo. El chotis es un baile importado de Alemania en fecha muy tardía, que tuvo un gran éxito. Las cosas a veces tienen arraigo y a veces no.

No me refería sólo al chotis, hablaba del deje, del acento, de palabras típicas… Lo que identifica a Madrid, lo que le caracteriza en su identidad es que no tiene identidad. Y eso es importantísimo. Madrid no es identitaria. Madrid es la suma de identidades y de sentimentalidades. Por lo general el madrileño no cree que por el hecho de haber nacido aquí eso le dé derecho a algo. Eso no ocurre en sitios como Cataluña, donde hay quien piensa que sólo por haber nacido allí les da un derecho que no tienen quienes nacieron fuera. En el País Vasco pasa lo mismo. Mis sentimientos leoneses se han respetado en Madrid más que en ninguna parte.

¿Tienen los madrileños una patria chica? Es una de las ciudades en las que la gente está más orgullosa de su barrio o de su calle, del Madrid en el que vive. No he encontrado a nadie que hable pestes de su barrio. Madrid tiene un carácter agrario. Uno de los elogios mayores que se oyen en Madrid es cuando alguien habla de su barrio y dice que es como un pueblo.

¿Qué le falta a Madrid? ¿La playa es la respuesta más obvia? A Madrid le haría bonito un río mejor, aunque el que tenemos ahora está bien, porque han hecho un Madrid Río estupendo, en el que hay de todo menos río. Pero todo lo que han hecho alrededor está bien. Es como un buñuelo de viento, uno de los postres más ricos de Madrid. Un envoltorio relleno de aire. Es parte de la gracia de Madrid. No querría una playa, me conformaría con un río mejor.

¿Y una calle Andrés Trapiello? No, de ninguna manera, qué locura, qué disparate. Sí me gustaría que la calle en la que vivimos, Conde de Xiquena volviera a llamarse como se llamó en su día, Calle de las Salesas, o incluso antes, Calle de los Reyes, o antes incluso. Y si le quieren dar un nombre nuevo, aquí el arcoiris se dibuja espléndidamente y siendo una zona gay se podría llamar Calle del Arcoíris.

"Antiguamente las calles tenían un nombre que duraba 200 o 300 años de una manera natural"

Usted perteneció a la comisión para la revisión de los nombres de las calles, por la Ley de Memoria Histórica. Hubo mucha polémica… ¿sabemos poco de historia, ese es el problema? No, el problema con las calles no es que sepamos poco o mucho de historia, es que que la historia debe ser útil para la vida y no sólo maestra, porque a veces hay maestros que no son buenos. La historia hay que simplificarla y pasado un tiempo la historia se vuelve injusta. Hay personajes a los que en su día se les dio una calle por una especie de tráfico de callejero, de simonía política, de venta de favores o compensaciones. Y hay casos evidentes y otros que no y a veces se le acaba poniendo una calle o una estatua a un hombre mediocre.

¿Como el caso de Largo Caballero? Sí, la defensa más tonta que yo he leído sobre Largo Caballero estos días provenía del historiador Paul Preston, que es uno de los 250 profesores que protestaron contra la retirada del monumento. Ninguno de ellos han dado una sola razón por la que debería tener una estatua, pero la defensa peor fue la de Preston, que dijo que claro, que Largo Caballero fue un político mediocre, pero que nunca fue un asesino. ¿Debemos dar monumentos a los políticos mediocres porque no fueron asesinos? No cabrían en las calles de Madrid si el único mérito para tener una estatua es el no ser un asesino.

¿La fugacidad de nuestra época afecta también al callejero? Antiguamente las calles tenían un nombre que duraba 200 o 300 años de una manera natural. La calle de la madera es porque en ese lugar se vendía madera, como Tintoreros, Coloreros… había una lógica interna en el nombre de las calles. Pero a partir del siglo XIX Mesonero Romanos introduce la costumbre de repartir nombres de calles entre sus colegas, banqueros, curas… Yo estoy viviendo en una calle que lleva el nombre de un señor que no sé qué virtudes tuvo y se acaba quedando por dejadez o comodidad.

¿Qué es lo primero que visita cuando llega a una ciudad? Lo primero, el hotel y procuro que esté en el centro. Prefiero un hotel malo en el centro que uno bueno en las afueras. Lo primero que hago es caminar y procuro ir mezclándolo todo, el tipismo de los mercados, las iglesias, las tiendas, los museos… no soy muy neurótico con las ciudades. Me gusta sentarme en una terraza, observar y oír mucho a las gentes.

¿Qué es lo primero que enseña de Madrid? Yo vivo en un barrio que me encanta y lo primero es una vuelta por mi barrio. Hay dos o tres paseos que me encantan. El Retiro, los Jerónimos, El prado… pero si no es eso, hay un paseo largo que me gusta hacer...

Un paseo por Madrid recomendado por Andrés Trapiello

  1. Empezar en la calle Barquillo
  2. Calle de Alcalá
  3. Puerta del Sol
  4. Calle del Arenal
  5. Plaza de Isabel II (Ópera)
  6. Palacio Real
  7. Palacio de los Consejos (Bailén esquina con Mayor)
  8. calle Mayor
  9. Plaza de la Villa
  10. Calle del Rollo
  11. Asomarse a la plaza de la Paja y la costanilla de San Andrés
  12. Calle del Sacramento
  13. Calle San Justo
  14. Asomarse a la calle de Cuchilleros
  15. Calle de Toledo
  16. Plaza Mayor
  17. Calle Mayor
  18. Puerta del Sol
  19. Carrera de San Jerónimo
  20. Plaza de las Cortes
  21. Fuente de Neptuno
  22. Finalizar en el Museo del Prado, con visita al interior, si es posible.
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