Por qué no deberías chupar las cabezas de las gambas o langostinos y el peligro de los metales pesados

Un plato de gambas.
Un plato de gambas.
PIXABAY
Un plato de gambas.

Se acercan las fechas navideñas y, con ellas, las comidas y las cenas con los seres queridos, sinónimo de los productos tradicionales de esta época, que se convierten en los protagonistas y parte importante de las celebraciones. 

Sin duda, dos de los alimentos más consumidos en Navidad son las gambas y los langostinos, que llenan los platos de cualquier mesa. Una de las costumbres relacionadas con el consumo de estos crustáceos es chupar las cabezas tanto de las gambas como de los langostinos. 

Aunque esta costumbre está muy extendida y chupar la cabeza de las gambas y langostinos es, para mucha gente, una de las partes favoritas de consumir estos alimentos, no es del todo recomendable hacerlo de forma frecuente.

¿Por qué no se deben chupar las cabezas de gambas y langostinos?

Cada año se sirve en la mesa el debate sobre el consumo de la carne oscura de los crustáceos, es decir, la carne que se encuentra en la cabeza de los alimentos. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recomienda evitar comer esta carne oscura para reducir la exposición al cadmio.

El cadmio es un metal que se encuentra de forma natural en el medioambiente y que no cumple ninguna función biológica en los humanos, pero que tiende a acumularse en el organismo, sobre todo, en el hígado y el riñón, durante un tiempo de entre 10 y 30 años.

Este metal pesado es tóxico para el riñón y puede causar disfunción renal al cumularse en los túbulos proximales. También se pueden dar otras afecciones como la desmineralización de los huesos. A largo plazo, puede causar cáncer, ya que la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer ha clasificado el cadmio como un agente de la categoría 1 (cancerígeno para los humanos).

La principal forma de exposición al cadmio por parte de los humanos es a través de la alimentación. Es por ello que se recomienda no chupar las cabezas de las gambas o de los langostinos, ya que en ellas se encuentra la carne oscura que contiene cadmio.

De todos modos, la Fundación Española de Nutrición (FEN) apunta a que el consumo de gambas y langostinos en España no es frecuente y, menos aún, el hecho de chupar las cabezas de estos crustáceos, por lo que no ven un riesgo chupar de forma esporádica estas partes de los crustáceos.

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