"Las clases han mejorado: ¡Hasta las Matemáticas son más entretenidas!". Lo dice Lina, de 14 años y alumna del IES público Salvador Dalí (Ciudad Lineal), uno de los centros madrileños que están cambiando las pizarras verdes de toda la vida por otras interactivas.
Éstas permiten, entre otras cosas, grabar la clase en vídeo para luego colgarla en la web del instituto y que, si los alumnos no la han entendido, puedan verla en su casa.
"Se escribe como en una normal, pero funciona como un cuaderno: se puede pasar de página, volver atrás, usar colores, guardar la clase...", cuenta José Luis Muñoz, profesor de Matemáticas.
Cuatro clases en una
La pizarra incluye programas específicos para cada asignatura. En el de Matemáticas, "si dibujas una línea, la pone recta, y si un círculo sale un churro, lo vuelve perfecto. Hay compás, papel milimetrado...".
El de Biología "es maravilloso, como cuatro clases en una", dice Juan Carlos Sánchez, director del centro. "Te muestra cómo son las células, cómo funciona el sistema nervioso...", explica. El único inconveniente, su precio: 1.200 euros.
Alumnos y profesores lo tienen claro: "Se trabaja más, pero es más ameno". Y, como la pizarra tiene conexión a Internet, "si el profesor y un alumno discuten, se comprueba quién tiene razón", añade Carolina, justo antes de salir al recreo.
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