La pizarra inteligente llega a las aulas y termina con las tizas y el borrador

  • Los institutos cambian los encerados de toda la vida por otros interactivos que ayudan a los docentes a mejorar las explicaciones.
  • Ahora pueden grabar vídeos y conectarse a Internet desde el mismo aula, lo que hace las explicaciones más amenas. 
  • Por lo menos 40 centros de la región ya disponen de una de ellas, a pesar de su elevado precio: 1.200 euros cada una.
José Luis explica un problema de la asignatura en la pizarra digital. (ARCHIVO)
José Luis explica un problema de la asignatura en la pizarra digital. (ARCHIVO)
J. PARÍS
José Luis explica un problema de la asignatura en la pizarra digital. (ARCHIVO)

"Las clases han mejorado: ¡Hasta las Matemáticas son más entretenidas!". Lo dice Lina, de 14 años y alumna del IES público Salvador Dalí (Ciudad Lineal), uno de los centros madrileños que están cambiando las pizarras verdes de toda la vida por otras interactivas.

Éstas permiten, entre otras cosas, grabar la clase en vídeo para luego colgarla en la web del instituto y que, si los alumnos no la han entendido, puedan verla en su casa.

Si dibujas una línea la pone recta y si un círculo sale un churro, lo vuelve perfecto
Es un sistema pionero que cada vez cobra más fuerza y ya se ha implantado en 40 de centros de la región.
Los expertos coinciden en que todas las pizarras serán así en el futuro. En el Salvador Dalí han pasado de tener cinco hace tres años, a 11 ahora.

"Se escribe como en una normal, pero funciona como un cuaderno: se puede pasar de página, volver atrás, usar colores, guardar la clase...", cuenta José Luis Muñoz, profesor de Matemáticas.

Cuatro clases en una

La pizarra incluye programas específicos para cada asignatura. En el de Matemáticas, "si dibujas una línea, la pone recta, y si un círculo sale un churro, lo vuelve perfecto. Hay compás, papel milimetrado...".

El de Biología "es maravilloso, como cuatro clases en una", dice Juan Carlos Sánchez, director del centro. "Te muestra cómo son las células, cómo funciona el sistema nervioso...", explica.  El único inconveniente, su precio: 1.200 euros.

Alumnos y profesores lo tienen claro: "Se trabaja más, pero es más ameno". Y, como la pizarra tiene conexión a Internet, "si el profesor y un alumno discuten, se comprueba quién tiene razón", añade Carolina, justo antes de salir al recreo.

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