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El cambio climático amenaza el funcionamiento de estos sistemas, básicos en la lucha contra ciertas enfermedades y una pieza fundamental que garantiza la salubridad pública.
El 19 de noviembre se celebra el Día Mundial del Saneamiento, una fecha señalada por Naciones Unidas desde el año 2013.
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El saneamiento, una herramienta para proteger la salud de todos

  • El cambio climático amenaza el funcionamiento de estos sistemas, básicos en la lucha contra ciertas enfermedades y una pieza fundamental que garantiza la salubridad pública.

Los efectos del cambio climático no solo comprenden el deshielo de los polos o el incremento de la temperatura global; hay otra consecuencia que impacta directamente en un elemento imprescindible de nuestras vidas: el inodoro.

El sistema de saneamiento fue un avance básico para la salubridad pública y una pieza fundamental para acelerar el proceso de urbanización, una innovación ahora indispensable que, sin embargo, está en riesgo severo. Dicho sistema está basado en la disponibilidad de agua, el sifón hidráulico y las cisternas domésticas conectadas a una red de desagüe común, un conjunto de factores que lo hacen vulnerable ante episodios climáticos como las lluvias torrenciales, las sequías y las inundaciones.

En un momento como el actual, donde es crucial salvaguardar la salud ante la crisis sanitaria que estamos viviendo, hay que proteger dicho sistema, ya que es indispensable para luchar contra la transmisión de enfermedades.

Es crucial fortalecer los sistemas de saneamiento para luchar contra la transmisión de enfermedades

Proteger el medioambiente

Hoy, 19 de noviembre, se celebra el Día Mundial del Saneamiento (o Día Mundial del Retrete), una fecha señalada por Naciones Unidas desde el año 2013 para recordar la importancia de un sistema básico para el correcto funcionamiento de las urbes y la salubridad pública.

Bajo el lema Saneamiento sostenible y cambio climático, este año se busca concienciar sobre la nueva realidad a la que nos enfrentamos: inundaciones, sequías y un incipiente incremento del nivel del mar a causa del cambio climático que pueden dañar cualquier parte de un sistema público de saneamiento y, con ello, provocar vertidos de aguas residuales, que llevarían a una emergencia de salud pública y al deterioro del medioambiente. Esta problemática hace evidente la urgencia de fortalecer estos sistemas para que resistan las inclemencias del tiempo y sean sostenibles.

Según Naciones Unidas, unos 4.200 millones de personas en todo el planeta tienen sistemas de saneamiento deficientes y vulnerables o, en algunos casos, carecen de ellos. Por esta razón, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) recogen en su sexto punto el compromiso de conseguir para el año 2030 agua limpia y saneamiento para toda la población mundial.

SUEZ España ha desarrollado City Sentinel, una herramienta de monitorización que detecta y cuantifica la presencia en las aguas residuales del virus SARS-CoV-2, lo que permite seguir la evolución de virus y predecir posibles rebrotes.
SUEZ España ha desarrollado la plataforma COVID-19 City Sentinel, que detecta y cuantifica la presencia en las aguas residuales del virus SARS-CoV-2.
Augusto Da Silva

En este contexto, la pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto lo importante que son estos servicios para prevenir y contener las enfermedades infecciosas, como pueden ser el cólera y la fiebre tifoidea. Un conjunto de sistemas para los que las alianzas público-privadas (punto 17 de los ODS) son básicas si se quiere lograr su universalización.

Evacuar cada vez más agua

El cambio climático impone un nuevo desafío a las ciudades: evacuar un flujo de agua cada vez mayor (tanto las aguas residenciales, como las pluviales), pero con el menor impacto ecológico.

La solución ante este reto pasa por la integración del alcantarillado con las depuradoras para restituir al medio natural las aguas captadas en las mejores condiciones posibles, teniendo en cuenta que el agua de lluvia no está limpia, especialmente en las grandes urbes, a causa de las emisiones contaminantes del tráfico de los automóviles y la industria.

Por ello, se hace necesario una evolución en la gestión del ciclo del agua de la mano de la digitalización y las nuevas tecnologías. Así, se han introducido sensores en toda la red para tratar de forma global los datos, elaborar programas de limpieza del alcantarillado y gestionar de forma integral los tanques y depósitos.

La solución ante el cambio climático en las urbes pasa por la integración del alcantarillado con las depuradoras

En este punto destaca SUEZ España, que, comprometida con la calidad de vida de las personas, trata 1.082 hm3 de agua al año en sus estaciones depuradoras de aguas residuales (es decir, un 26,4% del agua residual total tratada en toda España). La empresa aplica en el saneamiento los principios básicos de la economía circular (reutilización permanente de los recursos), así como la política de cero residuos y la autosuficiencia energética. Siempre teniendo en cuenta que su prioridad es tratar las aguas residuales para devolverlas al medio en buenas condiciones y con la calidad acorde por las normativas europeas y locales.

A través de DINAPSIS, su red de centros de innovación, SUEZ España desarrolla tecnología de referencia para combatir el cambio climático y promover ciudades inteligentes, sostenibles y resilientes. La innovación tecnológica relacionada con el saneamiento también es fundamental en la lucha contra la pandemia, en la que anticiparse es básico.

Para ello, SUEZ España ha desarrollado la plataforma digital COVID-19 City Sentinel, una herramienta de monitorización que detecta y cuantifica la presencia en las aguas residuales del virus SARS-CoV-2, lo que permite seguir la evolución de virus y predecir posibles rebrotes.

Una responsabilidad social

La pandemia ha hecho que pasemos más tiempo en los hogares, una situación ante la que cabe recordar la importancia de no tirar por el inodoro y fregadero colillas, aceite, productos para el cuidado personal (toallitas, tampones y bastoncillos, entre otros) y medicamentos.

Este conjunto de desperdicios son responsables de atascos importantes y provocan un encarecimiento de entre el 10 y el 15% en el coste de mantenimiento de las redes, unos 230 millones de euros adicionales al año en España según la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS).