La Archidiócesis agradece el ministerio de su arzobispo Vicente Jiménez

Monseñor Vicente Jiménez Zamora se ha despedido este domingo, 15 de noviembre, de su cargo como arzobispo de Zaragoza, en una misa en la catedral basílica de Nuestra Señora del Pilar, celebrada las 17.00 horas.

La celebración ha estado condicionada por las medidas de prevención frente a la COVID-19, implantadas por el Gobierno de Aragón, con un aforo reducido al 25 por ciento y la imposibilidad de que los participantes en la misa puedieran cantar, además de la observancia de las distancias de seguridad y el uso de mascarillas y gel hidroalcohólico.

Een el acto ha estado representada toda la Iglesia: los obispos de las diócesis aragonesas, el clero de las catedrales y de las parroquias; el seminario y la vida consagrada; y los consejos diocesanos de pastoral y de asuntos económicos, formados eminentemente por laicos. También han participado familiares de Jiménez.

Según ha indicado la Archidiócesis en un comunicado, a las personas que han participado presencialmente, se han unido las que han seguido la celebración a través del canal de YouTube y de las demás redes sociales de la Archidiócesis.

ESFUERZO POR LLEGAR A TODOS

Al comienzo de la celebración de esta misa de acción de gracias por el pontificado de don Vicente, el vicario general, Manuel Almor, ha tenido palabras de consideración y homenaje para quien ha regido la Archidiócesis desde el 21 de diciembre de 2014: "Don Vicente se ha esforzado por llegar a todos y a todo", ha afirmado.

Almor, tras describir con breves y emocionadas palabras la actividad pastoral del Arzobispo Emérito, ha concluido diciendo: "Ha vivido su ministerio con entereza en los momentos de dolor y con la satisfacción del deber cumplido", al mismo tiempo que le pedía que les tenga presentes en "su oración reposada del sereno atardecer, para que nuestra Iglesia de Zaragoza, caminante, haga el camino hacia Dios".

En su homilía, el arzobispo Vicente ha tenido palabras de agradecimiento a todos los que forman parte de la Iglesia diocesana, con un especial acento en la curia diocesana, pero sin olvidar a las familias, a los niños, a los adolescentes, a los jóvenes, a los adultos, a los ancianos, a los enfermos, a los pobres, a los inmigrantes, a los que no tienen trabajo y no pueden vivir con dignidad de personas.

Acción de gracias, también, por esa "gran" oleada de solidaridad que ha tenido y sigue teniendo toda la Diócesis de Zaragoza en estos momentos duros de la pandemia causada por el coronavirus.

Jiménez ha realizado tres recomendaciones finales: "Orad confiadamente al Señor para que don Carlos sea un Arzobispo bueno. Os exhorto a todos a que permanezcáis unidos a Cristo y entre vosotros en la comunión de la Iglesia, y cordados de mí en vuestras oraciones, para que viva con paz, plenitud y alegría esta etapa nueva de mi vida".

La misa, que ha desarrollado como de costumbre, ha finalizado con la entrega de algunos obsequios a monseñor Vicente como correspondencia al "servicio de amor", como reza su lema episcopal, que ha desarrollado en Zaragoza, entre los que ha destacado un facsímil de la obra Miracula Beatae Mariae Virginis, una colección latina medieval de milagros marianos en un Codex Pilarensis de la Biblioteca Capitular de Zaragoza.

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