Con la incidencia acumulada de casos de coronavirus más alta de toda Castilla y León, el colapso de sus UCIs habituales y un 69% de ocupación de las camas ampliadas, Burgos contiene la respiración.
Para frenar el virus, desde este viernes no pueden reunirse más de tres personas no convivientes y se limitan los aforos en los lugares de culto a un máximo de 15 personas.
La situación es tan desesperada que incluso la Junta de Castilla y León pidió al Gobierno el confinamiento domiciliario. Pero ante la negativa, el alcalde de Burgos apela al confinamiento voluntario.
Además se realizarán test masivos y se estudia hasta cerrar perimetralmente la ciudad.
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