Los barceloneses que usan el coche para ir a trabajar o estudiar son el doble que antes de la pandemia

Vehículos circulan por el centro de Barcelona.
Vehículos circulan por el centro de Barcelona.
Archivo - ACN
Vehículos circulan por el centro de Barcelona.

La pandemia ha dejado un antes y un después en la movilidad de los barceloneses. Ahora se desplazan menos y muchos han cambiado el transporte público por el ir a pie o por vehículos privados, sobre todo, el coche. Así lo constata un informe que ha presentado este jueves el Racc, que muestra que los que lo usan para ir a trabajar o estudiar son actualmente el 47%, casi el doble que antes de la Covid-19 (24%).

Según el estudio, hecho a partir de 1.601 encuestas y de la observación del comportamiento de los ciudadanos, el 30% ha modificado su modo de moverse por Barcelona y el 17% tiene intención de hacerlo.

Así, aunque no tanto como los que van en coche, también han subido del 24% al 34% los que van a pie a trabajar o estudiar. Es decir, ahora son uno de cada tres en vez de uno de cada cuatro. Se han incrementado, además, un 18% los usuarios de vehículos de movilidad personal (VMP) como los patinetes eléctricos y han crecido también, pero de una forma moderada, los de motos o bicicletas.

Por contra, los del metro han bajado del 42% al 27%; los del bus urbano, del 32% al 24%; y los del tren, del 9% al 5%; algo que el director de la Fundación Racc, Lluís Puerto, ha atribuido a que "hay cierto miedo al contagio en el transporte público".

En cuanto a los desplazamientos, el informe señala que tanto los internos como los de conexión con el área metropolitana se han reducido un 20%, lo que se traduce en que se han dejado de hacer 1.125.275 viajes diarios. Las entradas a la ciudad con más volumen de vehículos son Diagonal y Gran Via, con más de 1.500 y 1.300 respectivamente contabilizados durante tres horas.

Espacios para transeúntes en la calzada

El Racc también ha analizado el uso que los barceloneses hacen de los nuevos espacios para peatones que ha habilitado el Ayuntamiento en las calzadas de algunas vías y ha concluido que menos del 20% los utiliza. Hay excepciones como la calle Girona, donde lo aprovecha un 47,8%, pero en Via Laietana el porcentaje es del 0,5%; en Gran Via, del 4,1%; en Consell de Cent, del 13,3%; y en Rocafort, del 16,1%. Ante esta infrautilización, Puerto ha pedido "implantar un sistema de evaluación de las actuaciones de urbanismo dinámico" y "retirar" las que no han funcionado.

El proyecto de la supermanzana del Eixample

Acerca del plan del gobierno municipal anunciado este miércoles para convertir el Eixample en una 'gran supermanza' a 10 años vista, el presidente del Racc, Josep Mateu, ha sostenido que lo tienen que estudiar y que cualquier medida que se tome se debe consensuar con todos los actores porque el Eixample es "una pieza clave" para Barcelona. "Será muy importante hacer grupos de expertos para poder tomar una decisión que no se puede tomar de forma precipitada", ha añadido.

La velocidad

El informe también revela que mientras que en los carriles bici en la calzada los ciclistas y los usuarios de patinete eléctrico respetan el límite de velocidad, no lo hacen en los que están en las aceras, donde el máximo permitido es de 10 quilómetros por hora. Solo un 7% de los primeros no la sobrepasa y en el caso de los que van en patinete el porcentaje es del 0%. Un 26% de los que circulan con bicicletas eléctricas y un 22% de los que lo hacen con mecánicas va a más de 15 quilómetros por hora por estos carriles sobre las aceras. En cuanto a los patinetes, el 72,1% tiene una velocidad de entre 20 y 30 quilómetros por hora.

Además, el estudio apunta que el 36,4% de los vehículos a motor supera los 30 quilómetros por hora y, por lo tanto, no cumple con el nuevo límite establecido en las calles.

Por otro lado, señala que los usuarios del bus urbano se han reducido un 29% en hora punta respecto a 2018 y que su velocidad comercial ha subido debido a que la bajada de la demanda permite que estén menos tiempo en las paradas.

El metro, con una velocidad media de 26 quilómetros por hora, es el transporte con el que los ciudadanos se mueven más rápido en Barcelona y le siguen el coche (23 km/h), el patinete eléctrico (20 km/h), el tranvía (18 km/h), la bici (13 km/h) y el bus (12 km/h). Los que van a pie hacen cinco quilómetros por hora.

El teletrabajo y la calidad del aire

Según el informe, el 20% de los habitantes de Barcelona y el área metropolitana que tiene un empleo teletrabaja y un 20% adicional combina trabajo presencial y teletrabajo, lo que representa 1,12 millones de desplazamientos diarios menos que antes de la pandemia.

El estudio también constata que la calidad del aire ha mejorado, incluso en las estaciones de medida ubicadas en zonas de tráfico: el dióxido de nitrógeno (NO2) se ha situado en niveles que cumplen los indicadores fijados por la UE y la OMS, y las emisiones de PM10 se han reducido bajo el umbral que recomienda la UE.

Las medidas mejor valoradas son el control sanitario en el transporte público y el incremento de la red ciclista, mientras que las que generan un "rechazo mayoritario" son las que limitan el uso del vehículo privado y su estacionamiento.

Recomendaciones

El Racc defiende una movilidad más segura y sostenible "que también sea compatible" con el progreso económico, por lo que propone minimizar el volumen de desplazamientos y distribuirlos en el tiempo, dotar bicicletas y patinetes de seguridad en los desplazamientos y generar un sistema de transporte público competitivo y fiable.

También recomienda impulsar la movilidad compartida y fomentar el uso racional y eficiente del vehículo privado (por ejemplo, con una red de estacionamientos disuasivos en las estaciones de transporte público metropolitanas park&ride).

Otra propuesta es reformar el sistema de distribución de mercancías para que este tenga más espacio, pues ha incrementado su actividad debido al aumento de las ventas por internet, ha señalado Puerto.

Además, el Racc aconseja eliminar las 'aceras-bici' y asegurar el cumplimiento de los límites de velocidad por parte de todos los usuarios, así como reducir la de los vehículos de movilidad privada con campañas de concienciación.

Propone, asimismo, rebajar las tarifas del transporte público en horas de menor uso para aplanar la hora punta y mantener al máximo sus frecuencias, así como destinar espacio de los vagones a bicicletas y patinetes para facilitar la intermodalidad.

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